'Number one'

Que no cunda el pánico. Era de prever que así ocurriera y no olvidemos nunca que la imaginación no llegó al poder en 1968, al menos el tipo de imaginación que se reclamaba. Reflexiono tan alarmadamente porque empiezan a llegarme encuestas sobre mis consideraciones a propósito de los cinco mejores escritores del siglo o del milenio, el político más representativo de ambos dos tiempos y he de decir que me niego a contestar casi siempre y me negaré mucho más en las semanas venideras, porque no estoy dispuesto a secundar el juego de las selecciones globales séniores, ni de las subveintiuno, ni a desenterrar muertos, ni a enterrar vivos.Cuando se recurre a la frivolidad de escoger el número uno (number one se dice ahora), debería extenderse la frivolidad a la parcela misma de la curiosidad o del desvelamiento. ¿Por qué seguir machacando el territorio de la literatura o el de la política cuando lo interesante sería saber, por ejemplo, quién ha sido el buzo número uno del siglo XX, o el más eficiente capador de codornices del milenio, o el nombre de la mejor elaboradora de mantecadas de Astorga de la historia? ¿Quién puede conciliar el sueño sin tener decidido quién fue la sardinera que más veces hizo el recorrido desde Santurce a Bilbao y con la falda más arremangada? ¿Por qué no se responde de una vez por todas a la curiosidad universal por saber qué general europeo cortó más orejas a los moros durante las guerras coloniales o qué torero pinchó más veces antes de matar anticipándose a o influido por la invención de la hamburguesa con el ketchup incluido?

Cuando acabe de verdad este siglo que es milenio, acabará dos veces, el 31 de diciembre de 1999 y el 31 de diciembre de 2000 y quedará en desaire el encuestado que no conteste lo mismo con un año de diferencia. Demasiado tiempo para mantener cánones estables habida cuenta los vientos de mudanza que nos llevan. No entiendo por qué se llama conservadores y nostálgicos a los que siguen defendiendo la existencia objetiva de la lucha de clases y no sea considerado un conservador y casi reaccionario aquel que apuesta por Kafka y por Ronald Reagan como los number one, cada cual en lo suyo, de este siglo que, insisto, es milenio.