El Defensor del Menor exige ayuda urgente para los rumanos acampados bajo la helada
El defensor del menor, Javier Urra, exigió ayer la intervención "inmediata" de las instituciones públicas para ayudar al centenar de rumanos que se enfrentan a la helada en pequeñas tiendas de campaña instaladas junto al poblado de San Roque (Fuencarral, próximo a la N-I). Los inmigrantes fueron expulsados del asentamiento en septiembre, cuando el Ayuntamiento, la Comunidad y la Delegación del Gobierno decidieron entonces sólo realojar a los rumanos ya censados (aquellos llegados a Madrisd antes del 8 de julio). El resto se quedó fuera. Ahora, apiñados en una treintena de tiendas, los inmigrantes no censados, entre ellos unos 20 niños, se enfrentan al frío sin agua, electricidad ni calefacción. Y sin ayuda de las instituciones.El Defensor del Menor (comisionado independiente elegido por la Asamblea de Madrid) afirmó ayer en relación a la decisión institucional, tomada en verano, de no prestarles ayuda: "Hay gente que se ha equivocado al pensar que con no prestar ayuda a los rumanos no censados se iban a marchar. Pero no ha sido así. El campamento de tiendas se ha consolidado", aseguró.
Urra se mostró contundente con la necesidad de dar una salida a estos inmigrantes al margen de su situación legal: "Llega el duro invierno madrileño. Es el momento de ofrecer una solución a los inmigrantes que se han quedado fuera del poblado. Hay que dar un paso más de lo estrictamente jurídico y tener en cuenta su situación. No se puede confundir a los de fuera con los de dentro, pero todos los niños tienen los mismos derechos y pasan el mismo frío", añadió.
Una fecha clave para Urra es el próximo día 20, en la que se celebra el décimo aniversario de la Convención de los Derechos de la Infancia. "Este documento es la biblia de los derechos de los niños. Y España lo ha suscrito, lo que le obliga a cumplirlo", señaló. "Todos los menores, tanto los rumanos de San Roque como los que viven en el poblado de Las Liebres o en otros lugares de Madrid, tienen los mismos derechos, el derecho a una vivienda digna, a la atención sanitaria, a recibir una educación. Esto se ha conseguido ya en el poblado de San Roque. Ahora faltan los de fuera", aseguró.
El Defensor del Menor solicitó la creación de centros de acogida permanentes para dar techo a aquellos inmigrantes que llegan a Madrid en precario. "Sería una solución temporal para los recién llegados, para que no vivan en una situación de desamparo", explicó.
"El Ayuntamiento y la Comunidad deben resolver la situación", dice Urra
El defensor del Menor, Javier Urra, lanzó un toque de advertencia a las instituciones: "Lo que está claro es que las distintas administraciones, el Ayuntamiento, la Comunidad y los servicios sociales tienen que dar una salida, una respuesta a la situación en la que viven estos inmigrantes", añadió. El Defensor concluyó: "Llegan las navidades, época en la que la gente saca lo mejor que lleva dentro. Es necesario hacer algo para aliviar la situación de esta gente".En esta línea, Urra explicó ayer que el Ayuntamiento va a construir esta semana unos barracones de ladrillos para los rumanos censados de San Roque. El Defensor del Menor aseguró que, como medida paliativa contra el frío, al centenar de rumanos no censados se le podría albergar en las tiendas que la Cruz Roja tiene dentro del poblado y que van a quedar desocupadas. "Una posibilidad sería que los inmigrantes que viven fuera pasen a ocupar las tiendas que ahora ocupan sus compatriotas censados cuando éstos pasen a vivir en los módulos. No cabe duda de que estas tiendas están en mejores condiciones. Son mucho más dignas", aseguró Urra. "Hay una gran diferencia entre la pobreza cuidada y la descuidada", advirtió.
Las condiciones en el interior de las tiendas de los inmigrantes censados son completamente distintas a las de sus compatriotas no censados. Una mirada desde la puerta basta para percatarse de la diferencia. Las tiendas de la Cruz Roja disponen de enganches de electricidad en los que los rumanos conectan radiadores. Tienen mejores camas, están mucho más limpias y son más espaciosas. Una de ellas tiene hasta un televisor. Además, dentro del poblado los inmigrantes disponen de módulos de prefabricados con cocina y un sitio caliente y resguardado donde comer, duchas de agua caliente y guardería. Las tiendas que quedan fuera de la valla con la que el Ayuntamiento aisló el poblado están ancladas sobre el barro, próximas a una torre de alta tensión, tienen pocas mantas y los colchones proceden de los contenedores de basura.
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