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Reportaje:

Un AVE sin "nido" en Valencia

A los vecinos de las calles de San Vicente y Amparo Iturbi el Parque Central de Valencia les tiene fríos. Tras 10 años de promesas y nueve de pelea para conseguir un semáforo para peatones que facilitase el paso, los vecinos se muestran escépticos hacia uno de los mayores proyectos urbanísticos de Valencia: el soterramiento de las vías férreas que penetran como un cuchillo hasta el mismo corazón de la trama urbana de la ciudad y su conversión en un pulmón verde de cerca de 300.000 metros cuadrados.La alcaldesa de Valencia, la popular Rita Barberá, que incluye esta infraestructura en sus programas electorales desde 1991, asegura que "el Parque Central es ya una realidad" y reclama tranquilidad para que la Corporación local pueda centrarse en el día a día de un proyecto que en su versión más optimista requiere de una inversión de 70.000 millones de pesetas y un plazo de ejecución de seis años. Por su parte, la jefa de la oposición local, la socialista Ana Noguera, reclama resultados y transparencia en la gestión del proyecto, a la vez que acusa a Barberá de hacer dejación de la defensa de los intereses de los vecinos para preservar su capital político frente a Eduardo Zaplana y José María Aznar.

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Una reserva de suelo de lujo

Aunque en el entorno del futuro perímetro del Parque Central todavía es posible observar como algún pequeño promotor vende sus viviendas con el gancho de que tendrán vista a la zona verde más cercana al centro de Valencia, lo cierto es que el proyecto sólo se ha reactivado al calor del debate sobre el AVE Madrid-Comunidad Valenciana, ya que es imposible hacer llegar el moderno tren hasta la capital valenciana sin tener una estación que lo pueda albergar. En los presupuestos generales del Estado de este año bajo el epígrafe de Remodelación de la Red Arterial Ferroviaria de Valencia (estudios) se destinan 50 millones de pesetas, mientras que para el año próximo la previsión de gasto era de 75 millones. Tras el debate sobre el AVE, los presupuestos del Estado para el 2000 incluyen en el mismo epígrafe una partida de 1.000 millones de pesetas y de 2.000 millones para el año siguiente. Una financiación que sigue siendo insuficiente a todas luces para asumir con garantías el proyecto urbanístico. La previsión presupuestaria para la construcción de la línea del AVE Madrid-Comunidad Valenciana prevé para el año que viene 2.000 millones para estudios y prolonga la finalización de la infraestructura en el 2007. Un plazo que viene a coincidir, prácticamente, con la realización del proyecto urbanístico en la ciudad.

Tras la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia en 1988, la entonces alcaldesa socialista Clementina Ródenas firmó en 1989 un convenio con el presidente de Renfe, entonces Julián García Valverde, para poner en marcha el proyecto. Las licencias de obra en el entorno del futuro Parque Central se paralizaron a la espera de que se desarrollase el proyecto. En 1991, el PP accedió de la mano de Barberá a la alcaldía de Valencia y el desarrollo del Parque Central quedó congelado bajo el argumento de que el entendimiento entre Administraciones de distinto signo político era imposible. Sólo las quejas de los vecinos de los barrios colindantes con la futura zona verde lograron que a partir de 1997 se empezaran a facilitar licencias de obra para levantar edificios en alguno de los numerosos solares abandonados. En vísperas de la última campaña electoral, las distintas Administraciones (local, autonómica y central) firmaron un nuevo convenio para relanzar un proyecto sobre el que no existen estudios que permitan empezar a realizar las obras necesarias.

A excepción de la compra y expropiación de terrenos que realiza la Consejería de Obras Públicas para trasladar la playa de vías férreas de la estación del Norte a su estación de la Fuente de San Luís el resto de estudios está en mantillas. Junto al traslado de vías, el proyecto incluye un tunel por el centro de la ciudad a 26 metros de profundidad para romper la estructura de estación término de Valencia, el enterramiento de las vías (que tendrán que prever el ancho europeo y el español), el enlace con el distribuidor del metro situado en plaza de España, la elaboración del diseño del parque y la urbanización de las zonas correspondientes y la negociación con los propietarios del terrenos. Renfe dispone de 34 hectáreas, el Ministerio de Defensa de 8,7; la empresa Macosa de 4,5; Cervezas El Turia de 2,8 hectáreas y las restantes 32 se reparten entre pequeños propietarios.

Sin imagen virtual

Las dimensiones del proyecto, que a diferencia de otros pendientes en la ciudad no dispone siquiera de imagen virtual, no alivian la indignación de los vecinos de los barrios adyantes. En el de Malilla, un barrio embolsado entre las vías férreas y la pista de Silla, ya se han hecho a la idea de que para conectar con el resto de la ciudad su única salida es hacia el este. Sin embargo, este barrio dispone de un nivel razonable de equipamientos, que no tienen al otro lado de las vías férreas de Renfe. El secretario de la Asociación de Vecinos Parque Central-Amparo Iturbi, Vicente Ferri, asegura que su barrio, en el que viven cerca de 4.000 almas, se está muriendo. No hay ningún supermercado, no disponen de centro de salud y carecen de escuela pública. Ferri explica que los vecinos lograron que el Ministerio de Defensa cediese 4.000 metros cuadrados de su suelo para construir una escuela de primaria, pero la Generalitat paralizó el proyecto alegando que necesitaba otros 7.000 metros para hacer la obra y hasta hoy. "El alumbrado mortecino del barrio es el mismo desde hace 30 años", prosigue Ferri, "lograr que reparen una acera o que mantengan los solares en condiciones es toda una odisea y la delincuencia ha aumentado ligeramente desde el verano para acá". Si el escepticismo ha llegado a los barrios más afectados, la impotencia se ha apoderado de la Plataforma Parque Central, que consiguió aglutinar a 11 asociaciones de vecinos de las zonas limítrofes y a otras entidades de los municipios de Alfafar y Sedaví que reivindicaban que el proyecto del parque se aprovechase para enterrar las vías que segmentan en dos los pueblos situados al sur de Valencia.

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