"La palabra es caos"
"La palabra es caos". Con esta contundencia describe Juan Manuel de León, responsable de la Cruz Roja en Fuerteventura, la situación creada por la llegada masiva de pateras a la isla. En 1998 arribaron al menos 66 a Fuerteventura. Y en lo que va de 1999 han desembarcado 129 con 2.003 inmigrantes a bordo.Los guardias civiles se quejan de carencia de medios, la policía intenta dar abasto con 40 agentes recién llegados de Sevilla, las organizaciones humanitarias se encuentran desbordadas y no saben dónde alojar a los inmigrantes recién llegados, las instituciones insulares se arrojan el problema unas a otras y decenas de espaldas mojadas deambulan por la ciudad. Esta situación, calentada por declaraciones de personajes como el alcalde de La Oliva y senador del Partido Popular, Domingo González Arroyo, ha disparado en pocos días un ambiente de xenofobia que amenaza con estallar en actos de violencia.
Sólo 13 guardias civiles vigilan la costa de Gran Tarajal, el lugar al que arriban la mayoría de las pateras.
Los guardias no se aventuran por los barrancos de la zona durante la noche, que es cuando llegan las lanchas. Esperan a la mañana y buscan ropas húmedas.
"Ellos llegan empapados y traen vestidos secos en bolsas de plástico. Cuando saltan a tierra se cambian y dejan las prendas mojadas. Nosotros las encontramos y así sabemos que ha desembarcado una patera. Prendemos fuego a la ropa y comenzamos la búsqueda. En cuanto cogemos a uno, todo es tirar del ovillo. Al final acaban cayendo todos", declara un miembro del instituto armado.
Las tres lanchas de la Guardia Civil están averiadas: una encalló, otra (que el ministro del Interior, Jaime Mayor, entregó el día 3 en una visita relámpago) fue dañada al intentar descargarla, y la tercera tiene el motor averiado.
Fuerteventura vive en la actualidad una eclosión turística. La necesidad de mano de obra para la construcción ha dejado a la población nativa en minoría. Emigrantes procedentes de otras islas canarias, de Portugal, Galicia, Andalucía y varios países de Europa han incrementado la población en un 14,16% en tan sólo dos años. Son precisamente estos inmigrantes de escasa preparación cultural los que reaccionan con más virulencia contra los espaldas mojadas.
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