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Reportaje:

Cuando curarse no es un cuento... chino

"Millones de chinos se curan así, ¿por qué nosotros no?", se pregunta Marta Morales, médica, 40 años, y trabajadora del Servicio Andaluz de Salud desde hace una década. Marta padece dolores abdominales a los que, ni ella misma, ni ningún otro colega, le han encontrado solución.La misma pregunta que Marta se hace Rosa Pérez, 38 años y enfermera en el hospital Virgen Macarena de Sevilla. En su caso, el problema son las cefaleas. "Hace más de 15 años que las sufro y ya me he cansado de buscarle remedio en la medicina occidental".

Marta y Rosa son dos de los pacientes que han acudido a la consulta del médico chino Chen Wei, que durante este mes y el que viene visitará varias provincias andaluzas impartiendo seminarios, y atendiendo a los pacientes; ayer dictó una conferencia en la Universidad de Sevilla. "Casi todas las personas que acuden a mí llegan desahuciadas de la medicina oficial", dice.

Wei, para que nadie le tache de charlatán o curandero, acredita sus conocimientos mostrando sus títulos de doctor en medicina occidental, en acupuntura y en medicina tradicional china. "Es tal el reconocimiento del que goza en su país", comenta el estomatólogo Enrique Valenzuela (al que también ha curado de los dolores de cabeza e intestinales que padecía) que el Gobierno chino le ha distinguido hace poco como uno de los cien médicos más importantes del país".

La técnica que Chen Wei emplea para curar es muy sencilla. Nada más llegar el paciente, le toma el pulso. La intensidad y la frecuencia de éste le orientan sobre los desórdenes que el enfermo tiene en sus canales de energía. Una vez localizados los puntos en los que se producen esos atascos, el doctor Wei actúa con el Chi-Kung, que es un arte milenario, surgido a partir de la observación y el estudio de la naturaleza. El mecanismo que emplea son los masajes y el movimiento sincronizado de la respiración y la mente. Cada sesión terapéutica suele durar entre 15 y 60 minutos.

Pero Chen Wei no se obsesiona con el Chi-Kung. Para cada paciente tiene un remedio. A algunos los trata con acupuntura, a otros les receta hierbas medicinales y, para los que acuden a él con infecciones de tipo vírico, los remite al hospital. Con estas medidas ha curado más de mil casos de cáncer -"tengo 16 hierbas distintas para otros tantos tipos de tumores", dice-. También ha resuelto (dicen) positivamente cuatro casos de sida...

Y, a M. C., de 16 años, que caminaba con muletas desde niño por un problema de calcificación en el hueso del talón, Wei le libró de ellas. M. C. ahora sólo piensa en ser su discípulo.

Pero en lo que mejor funciona el método terapéutico de Wei es en atajar la artrosis, los reumas, los problemas de columna y las patologías musculares. "Lo que suelen decir los pacientes al abandonar su consulta es que se sienten más altos y más ligeros", comenta Valenzuela.

Wei tiene 35 años y ha escrito ya 17 libros. A los tres años, cuando vivía en un convento budista, a 4.800 metros de altura, comenzó a practicar kung-fu. Con tan sólo 5 años era ya un maestro para los estudiantes. Desde entonces, su prestigio no ha dejado de crecer; ahora es asesor y consejero del Gobierno de China.

Para vivir y estar sano, este "médico prodigio", como le denominan sus seguidores, recomienda "poner en orden la mente para que la energía circule con armonía". Pero, para Sara, un ama de casa que sufrió una trombosis hace dos meses, y que ha venido a la consulta en silla de ruedas, Chen Wei será siempre un dios. Él ha conseguido que se ponga en pie y dé ya unos pasos.

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