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Carreteras de desechos

Las Universidades de Huelva y Sevilla, en colaboración con la Empresa de Gestión del Medio Ambiente (Egmasa), dependiente de la Junta de Andalucía, trabajan desde hace casi un año en un proyecto de investigación que pretende mejorar la resistencia mecánica de los asfaltos tradicionales, es decir, garantizar el buen estado de las carreteras, mediante la utilización en su fabricación de polímeros de desecho, como plásticos agrícolas y gomas de neumáticos. De esta manera, se reducirá el impacto medioambiental que produce el desecho de estos materiales y se posibilitará el mantenimiento adecuado de la red viaria.Los seis expertos andaluces en Tecnología Química que centran sus esfuerzos en este estudio, y la empresa andaluza han solicitado subvenciones al Gobierno central, con cargo a los fondos europeos Feder, dentro del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo, para analizar el comportamiento, sobre el terreno, de las conclusiones futuras de su trabajo.

El éxito de la investigación supondría, entre otras cuestiones, "una certera posibilidad de contribuir parcialmente a solucionar el problema de contaminación que ocasionan determinados materiales de desecho, así como el abaratamiento del coste de reciclado de los mismos", según Críspulo Gallego, coordinador de los trabajos y catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Huelva.

En la comunidad autónoma andaluza se produce un total de 10.000 toneladas al año de plásticos agrícolas, que se reciclan, y 80.000 toneladas de residuos de goma de neumáticos, que se queman.

"El asfalto", indica Gallego, "se compone, normalmente, de betún (aceite, resina y asfalteno, este último elemento lo colorea de negro) y de polímeros (sustancias para garantizar su resistencia)". Los efectos de la temperatura a la que está sometido en las carreteras provocan la aparición de grietas y ondulaciones: "En el primer caso, el deterioro se produce cuando el asfalto alcanza temperaturas por debajo de los 20 grados bajo cero, porque presenta características propias de una sustancia sólida. El segundo caso, que afecta más en Andalucía, se debe al proceso contrario, cuando sufre altas temperaturas, debido al constante volumen de tráfico rodado".

"Lo que nosotros proponemos", añade el investigador, "es la aplicación de un polímero resultante del tratamiento de los plásticos agrícolas y las gomas de neumáticos, que ofrecería una mayor viscosidad y elasticidad y, por lo tanto, permitiría una mayor resistencia del asfalto".

Según Críspulo Gallego, los asfaltos tradicionales integran nuevos tipos de polímeros, pero su aplicación resulta muy cara, por lo que la utilización de los mismos en altas concentraciones supone un problema. Los expertos andaluces aseguran que el estudio acaba de comenzar pero afirman que "los resultados preliminares son muy prometedores".

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Este grupo de investigación ha llevado a cabo estudios recientes sobre nuevas tendencias en asfaltos para carreteras, en colaboración con la empresa Ertoil, SA, y la Junta de Andalucía, con conclusiones muy interesantes.

El objetivo final del proyecto era obtener nuevos productos sintéticos, análogos al betún, que permitieran la coloración de los asfaltos, por ejemplo para alertar al tráfico de situaciones especiales, aumentando la seguridad vial en cruces, carriles de bicicleta y autobús, además de mejorar el efecto de la iluminación en zonas donde se necesitan precauciones especiales.

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