Genética por Internet
Me gustaría aportar otra visión a las opiniones vertidas en el artículo de igual título al de esta carta, aparecido el 12 de octubre en la sección Tribuna Sanitaria de este diario.Cuando una persona, o alguien cercano a ella, está aquejada por una enfermedad decide publicar una página en Internet de contenido médico, y más concretamente en la rama de genética, no lo hace para mostrar a los demás sus conocimientos del tema. Casi con toda seguridad, esa persona ha pasado mucho tiempo recorriendo consultas sin haber recibido información de su problema. Llegado a este punto, busca otras fuentes y las encuentra en Internet.
A continuación piensa que no debe ser el único que padece la enfermedad y considera conveniente ponerse en contacto con otros. ¿Qué medio tiene a su alcance para ello?: Internet. Crea una página con la información que va recogiendo de organismos y entidades, posiblemente de otros países, e indica un lugar donde escribirle.
Hasta aquí puede parecer que soy un entusiasta de Internet. No es así. Reconozco su lado positivo y el negativo, como casi todas las cosas de esta vida. Y en el tema motivo de esta carta, ambas vertientes pueden encontrarse. Pero voy a mostrar la faceta positiva.
La red Internet ha significado para muchos un lugar donde documentarse y un punto de encuentro solidario entre personas que comparten un mismo problema. Pero sobre todo ha supuesto obtener respuestas que especialistas no han sabido dar.
Comparto con el doctor San Román, firmante del artículo, que deben ser profesionales en la materia quienes deben orientar, pero ¿qué hacer si no se recibe nada? Desde luego, quedarse parado no es la solución. Los que no disponen de conocimientos técnicos no buscan ocupar el lugar que no les corresponde. Para eso están los que han dedicado parte de su vida a adquirirlos. Pero hay situaciones que impulsan a llenar huecos vacíos y a la vez intentar fomentar el interés por un problema que los especialistas parecen no querer abordar.
Por último, decir al autor del artículo que internarse en la red puede suponer perderse en ella, pero en el caso específico de la página sobre la hemacromatosis hereditaria, objeto de su reflexión, es bastante difícil no seguir el camino. Además, se encuentra respuesta a los interrogantes que plantea. Sólo hay que tomarse un poco de tiempo e interés y leerla.-
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