El secreto de las cajas negras
Los fallos humanos constituyen la causa más frecuente de los accidentes aéreos
Las dos grabadoras de vuelo son conocidas por el gran público con el nombre de cajas negras. En realidad, son de color naranja, con unas bandas fluorescentes para poder ser vistas con más facilidad en caso de destrucción del aparato. Graban las dos últimas horas de conversaciones de los navegantes y los parámetros técnicos del vuelo durante las últimas 25 horas. Son capaces de resistir impactos terribles y una temperatura superior a los 1.000 grados, y constituyen la principal fuente de indicios para los investigadores. Dos libros recientes relatan el contenido de varias cajas negras que han permitido descubrir los secretos de dramáticos accidentes. En Estados Unidos, The Black Box, escrito por Luc Debraine, corresponsal de Newsweek en París. En Francia, Le secret des boîtes noires, de Jean-Pierre Otelli, piloto y jefe de patrullas acrobáticas. Los expertos dicen que un navegante comete, como media, siete errores por hora de vuelo. Conforme a Jean-Pierre Orelli, éstas han sido algunas de las últimas experiencias de diversos incidentes aéreos. - Fuego en la cabina. El vuelo 111 de Swissair despega de Nueva York a las 20 horas 18 minutos del 2 de septiembre de 1998. Cincuenta y seis minutos más tarde, el piloto advierte a la torre de control que hay "humo en la cabina" y pide "el regreso inmediato a un terreno apropiado, Boston estaría bien". El controlador aéreo canadiense da inmediatamente su autorización, pero se asombra de que escoja Boston, cuando Halifax está sólo a 130 kilómetros, es decir, a ocho minutos de vuelo. El piloto cambia de opinión y admite que Halifax es mejor. La torre de control le da inmediatamente permiso para descender con rapidez, pero el piloto "prefiere esperar hasta que los pasajeros estén listos para el aterrizaje". El fuego alcanza el circuito eléctrico, y 11 minutos después del fallo inicial aparecen las llamas en el interior de la cabina y se propagan a la bodega delantera. El avión se estrella instantes después, con 229 víctimas.
- Despegar a toda costa. El MD-83 de la compañía chárter Sunways garantiza el 30 de septiembre de 1996 varias rotaciones en una misma jornada para llevar a los turistas europeos a sus soleados destinos. El enlace entre Dalaman (Turquía) y Colonia se ve perturbado por un ruido de explosión en la parte posterior del aparato, pero el avión llega a su destino. Los pilotos reclaman un mecánico a la empresa. El mecánico local les explica que no está cualificado para ese tipo de motores y que es preciso esperar al día siguiente para encontrar alguien capaz de repararlo. Los dos pilotos hacen caso omiso y vuelven a despegar. Durante el vuelo observan parámetros anómalos en el motor izquierdo (temperatura, consumo), pero, aun así, deciden salir de Kajaani con 137 pasajeros. En el momento de encender los reactores aparecen unas vibraciones, pero los pilotos continúan la maniobra de despegue. El reactor izquierdo explota en ese momento y clava el avión al suelo.
- Fallo de combustible. El 25 de enero de 1990, el vuelo 052 de la compañía colombiana Avianca llega desde Bogotá al aeropuerto Kennedy de Nueva York. A las 20.00, en plena hora punta, el control aéreo, que debe encargarse de un centenar de aparatos al mismo tiempo, pide al cuatrirreactor 707 colombiano que aguarde. La espera se prolonga primero 15 minutos, luego 27, y luego otros 46 minutos. Dos horas después de la llegada al cielo de Nueva York, los cuatro motores se detienen y el avión se estrella en un minuto junto a la costa norte de Long Island, con 73 víctimas.
- Hinchas en los mandos. El vuelo RO 254 de la compañía aérea Varig, el 3 de septiembre de 1989, une Maraba con Belem, sobrevolando la selva virgen. Ese mismo día, un partido de clasificación para la Copa del Mundo enfrenta a Brasil y Chile, y el comandante y el copiloto han sintonizado su radio en la frecuencia de la principal cadena de radio brasileña. Los dos hombres, que han puesto el piloto automático, no se extrañan de no ver acercarse su destino hasta el final del partido. Cuando se disipa la euforia del triunfo, la tripulación se da cuenta de que el piloto automático estaba orientado sobre el rumbo 270, en lugar del 027, un error de 130 grados. El avión se encuentra en medio de la selva del Amazonas. A pesar de un cambio de rumbo inmediato, se estrella una hora y media después en plena jungla, cuando se acaba el combustible.
©Le Monde
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