Los expertos estudian un fallo en los reactores del avión egipcio siniestrado
Los investigadores de la catástrofe del Boeing 767 de la compañía EgyptAir que el domingo se precipitó al oceáno Atlántico con 217 personas a bordo, trabajaban ayer sobre la hipótesis de una separación o un despliegue accidental en vuelo de uno de los inversores de empuje de los reactores. En escalas precedentes efectuadas por el avión, los pilotos advirtieron de problemas con uno de los inversores de empuje de los reactores. Se trata de unos largos conos metálicos que se despliegan detrás del tubo de eyección de los reactores y redirigen la fuerza hacia adelante, ayudando así a detener el avión. En caso de un despliegue accidental durante el vuelo, uno de los motores empuja en una dirección y el otro en la contraria, lo que puede provocar una pérdida del control del avión. Eso fue lo que ocurrió el 26 de mayo de 1991 en Tailandia, cuando un Boeing 767 de la compañía Lauda Air se desintegró en pleno vuelo y murieron 233 personas.
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