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Vidal-Quadras descalifica la estrategia de Aznar en Cataluña y menosprecia el 'efecto Piqué'

Javier Casqueiro

El ex presidente del PP en Cataluña Alejo Vidal-Quadras mantuvo ayer un debate a corazón abierto con José María Aznar como no se recordaba en la Junta Directiva Nacional de ese partido. Fue un cruce de intervenciones ácido y descarnado, aunque educado en las formas. Vidal-Quadras recordó su decapitación política por Aznar, en el verano de 1996 y por imposición de CiU y Jordi Pujol, y le reprochó a su partido la estrategia "pusilánime" desde entonces en esa comunidad en perjuicio de sus intereses electorales: "No se puede ser decisivio en Cataluña con las manos atadas en Madrid".

Vidal-Quadras despreció ayer la contribución "en números rojos" del supuesto efecto Piqué en los últimos comicios convocados en esa comunidad, los pasados municipales de junio y los autonómicos del 17 de octubre. Y enunció que, de seguir en esa línea, una "frustrante" victoria por la mínima en las próximas generales podría convertir el centro reformista en "masoquista". Pero no descartó ese escenario: "La caída en picado de IU no nos permite bajar la guardia ni un milímetro".La temeridad de Vidal-Quadras al exponer, ayer ante los casi 500 dirigentes que componen la Junta Directiva Nacional del PP, las opiniones que ha vertido estos años en privado o en los medios de comunicación, estaba tan medida como el tono premeditadamente provocador de sus palabras. Quería abrir un poco la ventana y que alguien dijera en público, ante Aznar y la cúpula del PP, lo que muchos piensan y callan. Vidal-Quadras se traía su intervención mecanografiada y con copias para repartir. Por si fuera poco, casi toda su oratoria a puerta cerrada trascendió en directo a los periodistas por un fallo técnico, del acoplamiento de una televisión, que en el PP explicaron como casual.

Vidal-Quadras empezó por resucitar que la última vez que había tomado la palabra ante ese foro había sido en 1995, tras las anteriores elecciones autonómicas catalanas en las que él fue cabeza de lista y cosechó los mejores resultados electorales en la historia del PP con 17 diputados. Ahora han logrado sólo 12 y han perdido 126.000 votos. El eurodiputado destacó ayer ese contraste y justificó en esa "inversión" su "inquietud".

También aprovechó para echarle en cara a Aznar su "completo alejamiento", en 1996 y después de pactar en Madrid con CiU, de la presidencia del PP en Cataluña contra su voluntad. Algo que no pudo hacer aquel verano porque Aznar no le recibió.

La reflexión que Vidal-Quadras se sintió "obligado" a reproducir ayer ante la Directiva del PP tiene que ver con la actitud actual del partido: "El exceso de prudencia puede hacernos caer en la indiferencia o en la pusilanimidad".

El dirigente catalán resumió en tres puntos el estado del PP en Cataluña: aumento de la abstención, "insatisfactorio resultado" electoral y funcionamiento condicionado a la línea política nacional. La abstención la explicó en el cansancio del electorado sobre el estereotipo nacionalista de Cataluña y en la falta de un partido que se desmarque "inequívocamente y sin complejos a esa ortodoxia opresiva y totalizadora". Y concluyó: "No se puede traer el cambio prolongando los elementos sustanciales de la situación existente ni se puede ser decisivo en Cataluña con las manos atadas en Madrid. Cuando se apela a los ciudadanos con mensajes inconsistentes, la respuesta suele ser fría".

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Vidal-Quadras tampoco comparte el espíritu triunfalista de la dirección del PP tras las últimas elecciones catalanas. Opinó que sería mejor "una actitud más realista y sincera". Y concluyó que parte del electorado del PP huyó a la abstención o hacia el candidato del PSC, Pasqual Maragall, "tras el cambio forzado" de Aznar al relevarle por Alberto Fernández.

Tras aquella iniciativa ha sido "mucho más lo que se nos ha ido de la cesta que habíamos llenado en 1995 que lo que eventualmente hayamos podido capturar en nuevos caladeros. Ir hacia atrás nunca puede ser un objetivo, y menos un objetivo cumplido", agregó.

Vidal-Quadras apeló a la falta de libertad, al "dogal" y a los "subterfugios autocomplacientes" del PP para arremeter contra el efecto Piqué, el fichaje estrella en el XIII Congreso Nacional de enero pasado del ministro portavoz del Gobierno con el que se muestra dispuesto a competir por encabezar en Cataluña la candidatura a las generales y el partido. Algo que Arenas, ayer, no apoyó y que Piqué consideró "muy normal". Vidal-Quadras le menospreció: "Ya sabemos que determinado efecto no ha arrojado, y estoy seguro de que todos lo lamentamos, un balance positivo. La cuenta del efecto está, por el momento, en números rojos". Y pidió que se "escalonen los ensayos" para evitar más "intentos fallidos" antes de la salida del "prototipo".

Alberto Fernández le replicó primero para felicitarse de que por fin relatase ante la dirección del PP lo que hasta ahora filtraba en los medios y tuvo la inesperada ocasión de defender a Piqué.

Y Aznar, tras apuntar que estaba de buen humor, salió en defensa de la labor de Fernández -no dijo nada sobre Piqué- para "relativizar" las acusaciones y los supuestos méritos de Vidal-Quadras. Aznar le dijo que "mentía" al sostener que había sido apartado por el pacto con CiU porque ahora era vicepresidente del Parlamento Europeo. Y le hizo ver que atribuirse el éxito de 1995, "con el PSOE en sus peores momentos", era tan injusto como culparle ahora de la bajada en la lista europea de diez puntos a cuatro y medio porque iba de número tres.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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