Retrato de un idiota

Madrid. Cinco de la tarde del 26 de octubre de 1999. Plaza del Callao. Primera parada de la línea 44 de la EMT. Los usuarios esperan bajo una lluvia aguantando el agua y el frío mientras el autobús número 7611 permanece con las puertas cerradas. En su interior, el conductor, otras dos personas con el uniforme de la EMT y un niño (¿el hijo de uno de ellos?) charlan amigablemente. Tras 10 minutos de lluvia se abren las puertas, y cuando nos aprestamos a subir tenemos que esperar a que las tres personas que acompañan al conductor bajen por la puerta delantera. Un ciudadano les recrimina: "Por lo menos podían bajar por la puerta trasera, como los demás", a lo que uno de ellos responde: "Yo bajo por donde me da la gana, porque soy el dueño y señor del autobús". Tras la primera sorpresa, el ciudadano responde que si hace el favor de darle su nombre o número para hacer una queja ante la EMT, a lo que el empleado de esta empresa municipal responde: "Yo no tengo por qué darle ni mi número ni mi nombre, porque ya estoy harto de tanta tontería". Tras lo cual se aleja.No sé si hemos asistido a la actuación de un funcionario modelo o simplemente ha sido el retrato de un idiota, aunque me inclino por esto último.-