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Al Gore se desmarca de Clinton en su primer debate con Bradley

Al Gore salió al ruedo a quitarse de encima la imagen de robot aburrido; Bill Bradley, a reafirmar la de hombre calmoso y honesto. En el primer debate televisado de la campaña electoral estadounidense, los dos candidatos demócratas se situaron en el campo progresista y coincidieron en la mayoría de sus posiciones políticas.Inquieto por la amenaza de Bradley para su sueño de conquistar la Casa Blanca, Gore se desmarcó de Bill Clinton desde la primera pregunta, buscó el cuerpo a cuerpo con Bradley y criticó directamente su programa, se esforzó por encontrar la complicidad del público e hizo todas las bromas que pudo. "El error más grande de mi carrera política fue cuando me proclamé el inventor de Internet", dijo Gore, arrancando una carcajada. Fue en respuesta a una de las preguntas que le hizo el público reunido por las cadenas televisivas WMUR y CNN en un instituto de New Hampshire, el Estado en el que dentro de tres meses comenzará el ciclo de las primarias demócratas presidenciales.

El formato del acto, celebrado en la noche del miércoles, no permitió que los dos aspirantes a la candidatura demócrata a la Casa Blanca llegaran a interpelarse directamente. Cuando aludieron al otro, y Gore fue el más persistente, fue a través de las preguntas del público. Esas preguntas revelaron que los norteamericanos están particularmente interesados en las muchas carencias de su sistema de salud, la corrupción política provocada por el sistema de financiación de las campañas electorales y la violencia en las escuelas.

En los tres asuntos, Bradley marcó puntos frente al vicepresidente. En el primero, uno de los ejes de su campaña, el ex jugador de baloncesto de la NBA y ex senador se declaró partidario de que el Gobierno federal de EEUU garantice la práctica generalización de la cobertura médica y farmacéutica. Gore se puso el traje de tecnócrata para denunciar que no hay dinero suficiente en las arcas públicas para financiar la propuesta de salud de Bradley, incluso en este ciclo de superávit presupuestarios. Esa respuesta, formulada con agresividad, hizo mella en la credibilidad de su rival.

"Comprendo y comparto"

Al vicepresidente se le vio con muchas ganas de quitarse de encima uno de los principales problemas de su candidatura: su estrecha relación con Clinton. Ya desde su primera intervención, y sin que nadie se lo hubiera preguntado directamente, criticó el comportamiento de su jefe y amigo en el caso Lewinsky. "Comprendo y comparto vuestra decepción y enfado con el presidente Clinton", dijo. Bradley, que se comportó con gran caballerosidad, no explotó ese filón.

Aunque los dos candidatos optaron por colocarse en posiciones de centro izquierda, Bradley fue más convincente a la hora de denunciar la persistencia en EEUU de lacras como el racismo, la pobreza o la falta de asistencia médica. Y se ganó el mayor aplauso de la noche cuando apoyó sin ambigüedad que los homosexuales puedan servir abiertamente en las Fuerzas Armadas de EEUU.

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La política exterior ocupó escasa parte del debate. "Somos el líder natural del mundo", dijo Gore, que arrancó un aplauso al sentenciar: "Tenemos que pagar nuestras deudas a la ONU".

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