Los goles amenizan un partido de trámite
Kluivert y Lítmanen capitalizaron el juego ofensivo del Barça frente a un inofensivo AIK Solna en el Camp Nou
Un 5-0 para presumir en la Liga de Campeones. Quizá esos dos dígitos, tan mágicos para el Camp Nou, son lo que quedará de un partido sin litigio. Y algo más: Van Gaal tendrá un sólido argumento para alardear de que su teoría de las rotaciones funciona y de que tiene dos equipos en el vestuario. No será esa tesis muy profunda: el Barça jugó cargado de canteranos y suplentes, pero demostró que vive en otro universo que el AIK. Sólo han pasado dos meses desde que los azulgrana debutaron en Europa, en Estocolmo, y cuesta creer cómo es posible que sólo les noquearan en la prolongación. Kluivert -dos veces-, Zenden, Gabri y Déhu pusieron los goles, y Arnau, en una parada prodigiosa, demostró que Wembley no fue un sueño. El portero dio otro paso más para amarrar la titularidad.
BARCELONA 5
AIK SOLNA 0Barcelona: Arnau; Puyol (Nano, m. 45), Abelardo (Reiziger, m. 80), Déhu, Zenden; Litmanen (Mario, m. 60), Xavi, Gabri; Simao, Kluivert y Ronald de Boer. AIK Solna: Asper; Kamark, Brundin, Ljung, T. Gustafsson; Corneliusson, Nordin (Andersson, m. 45), Kjolo, Tjernstrom (Lagerlof, m. 75); Novakovic; y Hoch (Mattiasson, m. 45). Goles: 1-0. M. 14. Litmanen toca para Simao, el portugués controla, centra y Kluivert remata en el primer palo. 2-0. M. 34. Litmanen abre de primera para la derecha, Simao centra y Kluivert remata de tacón y con el culo al segundo palo. 3-0. M. 43. Zenden profundiza por la izquierda, se apoya en una pared con Kluivert, y remata sobre la salida del portero. 4-0. M. 52. Kluivert toca para la llegada de Litmanen y su centro perfecto al segundo palo lo cabecea Gabri. 5-0. M. 54. Disparo lejano de Déhu que dobla las manos de Asper, en un error del portero sueco. Árbitro: Leslie Irvine (Irlanda del Norte). Unos 40.000 espectadores en el Camp Nou.Penúltimo partido del grupo B de la Liga de Campeones. Litmanen, Puyol y Abelardo se retiraron lesionados. Los tres sufren lesiones musculares, al parecer sin mucha importancia.
El Barça camina por Europa a lo grande. Los azulgrana sellaron en Wembley con cuatro goles su pase a la segunda liguilla y ayer Van Gaal se permitió el lujo de dar descanso a medio equipo. Guardiola, Figo, Luis Enrique, Rivaldo, Sergi y Cocu, titulares indiscutibles, se confundieron entre el público y, curiosamente, vieron la mayor goleada del Barça en esta temporada. Eso sí: con poco contenido. Sin tensión en la cancha, sin nada en juego, el estadio se llenó a medias con el solo objetivo de ver qué podía hacer el portugués Simâo en la banda derecha, el reino de Figo -puso los dos primeros goles-; qué puede ofrecer un casi desconocido Lítmanen -participó en los cuatro primeros tantos-, y si Kluivert, omnipresente ayer, se reconciliaba con la grada tras su expulsión el día del Madrid. La hinchada se entretuvo en la asociación Lítmanen-Simao-Kluivert y en las incursiones de Nano, Gabri y Mario. El Barça acabó jugando casi con el filial.
Y eso que Nordin asombró al Camp Nou en el primer minuto lanzando un balón al larguero, pero no pasó de ahí la capacidad de sorpresa de los suecos. Y entonces empezó la nana azulgrana. El Barça comenzó con plomo en las botas y con demasiadas cadenas sobre el balón. Siempre tuvo la pelota, pero le costó moverla, a la espera de alguna acción individual. Con el AIK asumiendo sin rubor el papel de turista, quejoso además por no haber encontrado buen tiempo, el Barça apenas generó bostezos. No todo es culpa suya. El segundo equipo que dice que tiene Van Gaal no había jugado junto en su vida. O como mucho, en los ensayos. Sin la complicidad que dan los minutos y con jugadores fuera de puesto -Zenden se estrenó como lateral y Ronald de Boer como extremo zurdo-, el reloj se comía al Barça.
Sólo los goles, apenas tres fogonazos, maquillaron el partido, casi impropio de la Liga de Campeones. Uno en cada cuarto y al vestuario. Los dos primeros fueron calcados. Simâo sirvió dos goles al delantero centro. Un primer centro desde la derecha que Kluivert remató al primer toque en el primer palo. Y el segundo, casi idéntico: una asistencia, una media vuelta en el aire del holandés y el balón que acabó en el techo de la red ante la pasividad del portero del AIK. Empezaba su tortura. El partido, agarrado a esos goles, se acabó para regocijo de Van Gaal, que los celebró con más pasión que sus jugadores, obsesionado como está en asegurar que tiene la plantilla perfecta. Sólo quedaba por saber cuántos más sería capaz de marcar el Barça. No tardó en llegar el tercero: Zenden combinó con Kluivert, que le tiró una gran pared, y se estrenó este año como goleador.
Van Gaal había retado a la afición a demostrar que aprecia a la cantera acudiendo al estadio y el Barça acabó siendo un equipo parido en casa. Puyol, el lateral derecho, se lesionó y fue sustituido por Nano, el extremo izquierdo que no había vuelto a jugar desde que deslumbró en la Supercopa. Pero el cuarto tanto llegó por el lado contrario: Kluivert habilitó a Lítmanen, que había provocado primero la hilaridad y luego la compasión del público, y colocó el cuarto en la cabeza de Gabri. El finlandés, que siempre se ofrece, acabó en la enfermería. En medio de la lluvia de goles, Déhu puso el quinto.
El 5-0 no se movió. El Barça, que pese a las dudas de Van Gaal acabará primero de grupo, viajará el lunes a Florencia como turista.
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