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El Papa habla de su propia muerte y dice que conserva el "gusto por la vida"

A los 79 años de edad, con un Parkinson que le obliga a tomar una medicación constante, Juan Pablo II reconoce que conserva el "gusto por la vida", don "demasiado bello y precioso como para cansarse de él".Lo dice el Papa en una carta a los ancianos, en la que reflexiona sobre la complejidad de la vida y confiesa que siente "una gran paz" cuando piensa en el momento en que recibirá "la llamada del Señor".

El texto papal se publica coincidiendo con la proclamación por la ONU del año dedicado a las personas mayores. Wojtyla afronta desde una perspectiva común el tema de la muerte para reconocer que no está exento de los temores que se asocian al final de la vida. "También a nosotros ancianos nos cuesta trabajo resignarnos a la perspectiva de este pasaje , que sólo puede ser aceptado plenamente desde la perspectiva de la fe", escribe el Papa en un documento redactado con tonos poéticos.

En su larga exhortación, el Papa analiza la situación de olvido y abandono en que viven muchos ancianos en una sociedad que ha dejado de valorar la experiencia de los años y que busca una utilidad comercial inmediata en los individuos.

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