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Ferrovial niega su responsabilidad en los fallos del Palacio de Deportes y que vaya a asumir los costes de la reparación

Ferrovial, la empresa adjudicataria de la obra del Palacio de los Deportes, negó su responsabilidad en los fallos que obligaron al cierre de las instalaciones 18 días después de su inauguración. Es más, la constructora, en contra de lo anunciado hace casi un mes por la alcaldesa, Celia Villalobos, dijo ayer que no asumirá el coste de la reparación del pabellón. "Ahora pagamos todo, sin perjuicio de que se repercuta en quien sea responsable y nosotros no somos los responsables", aclaró el abogado de la constructora, José Carlos López.En la Comisión de Deportes, forzada por la oposición para aclarar las causas de los desperfectos, Ferrovial achacó los fallos a "un problema de suelo" y descargó la responsabilidad en Cemosa, la empresa que hizo el estudio geoténico. "Aquí cada uno ha hecho lo que ha hecho y nosotros no hemos hecho el estudio geotécnico", dijo López.

La comparecencia de los técnicos dejó claro que durante los cuatro meses en que se realizó la cimentación y se modificó el proyecto para elevar la cota del edificio de tres a cinco metros a fin de protegerlo de futuras inundaciones, no hubo ningún control por parte de las dos empresas encargadas de vigilar la calidad de los trabajos, Geocisa y Cemosa.

La primera porque sólo debía controlar el material y la segunda porque cuando asumió la tarea, la cimentación estaba casi acabada. La obra comenzó en enero, pero a Cemosa no se le encomendó el control hasta el verano. Pese a que sus servicios costaban 26 millones, no hubo concurso de adjudicación ni se firmó ningún contrato con el ayuntamiento.

El portavoz de IU, Rafael Rodríguez, acusó a la alcaldesa de "mentir de manera descarada" al haber afirmado que Ferrovial asumiría los perjucios del cierre y el coste de la reparación. Ferrovial ni siquiera se mostró dispuesta a afrontar los 257 millones que costó la modificación para elevar la cota. La empresa sostuvo que el cambio, introducido apenas una semana después de iniciarse la obra, se hizo para "mejorar" el proyecto y no por "error u omisión" de Ferrovial. Según el pliego de condiciones, en estos dos últimos casos la empresa debía asumir el sobreprecio.

El portavoz socialista, Francisco Oliva, reprochó que Ferrovial y Cemosa intentaran "pelotearse" e insistió en que la Gerencia de Urbanismo conocía la modificación del proyecto, le dio el visto bueno verbal, pero no tramitó su aprobación, que continúa pendiente.

A lo largo de sus comparecencias, los técnicos de ambas empresas se contradijeron. Según la adjudicataria, Cemosa aprobó la cimentación. Ésta lo negó. Ferrovial sostuvo que hasta el 6 de octubre no tuvo conocimiento del informe del 2 de septiembre, dos días antes de la inauguración, en el que Cemosa advirtió de "movimientos en la estructura del edificio". El representante de esta empresa, José María Frade, dijo a la comisión que Cemosa dio cuenta de todas las incidencias a la dirección facultativa, a cargo de técnicos municipales, y a Ferrovial. Aun más, el mismo informe de septiembre alude a una reunión celebrada esa tarde en la obra para tratar las "incidencias", encuentro en el que participó la adjudicataria.

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Ferrovial intentó quitar hierro a los desperfectos detectados antes de la inauguración. Según López, "no se plantearon problemas serios, sino los normales y habituales de cualquier obra". La adjudicataria justificó la decisión de elevar la cota en que con las lluvias de enero de 1998 "se vio que era inundable". IU reconoció que la obra estuvo parada casi dos semanas a patir del 30 de enero debido a las precipitaciones, pero hizo hincapié en que tres días antes ya se había empezado a redactar la modificación.

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