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Reportaje:

Novatos y sin embargo veteranos

La mayoría de ellos luce canas. Algunas de ellas también, aunque las más prefieren ocultarlas bajo el tinte -gana el rubio por goleada- o unas mechas. Por lo demás, poco les diferencia de cualquier universitario que empieza la carrera. Tan sólo que los 55 años los tienen cumplidos. Si a primera hora se escrutaban unos a otros tímidamente, a media mañana ya charlaban animadamente en grupetes.Ocurrió ayer en la Escuela de Ingenieros de la Universidad del País Vasco, en Bilbao. Acababa de empezar el primer curso de una nueva diplomatura especialmente diseñada para mayores.

Con 56 años estupendamente llevados, tres hijos y dos nietos, Arantxa Murga saldrá a la calle en tres años con un título en Ciencias Humanas en el bolso. Comerciante durante una década, aunque ama de casa a tiempo completo el resto de su vida adulta, Murga está entusismada con la idea de aprender a manejar un ordenador. Es la asignatura que más le apetece. "Es que si no somos analfabetos", afirma con un entusiamo contagioso. "¿De qué se ríen?, ¿creen que hemos nacido con esta edad?", proclama sin esperar respuesta ante las risas que se echan varios jovencitos, estudiantes de Ingenieros, cuando ven avanzar a lo que más bien parece un grupo de antiguos alumnos recordando viejos tiempos. Eran, sin embargo, 116 novatos con muchísimos kilómetros a sus espaldas.

Como decía una señora "Bilbao es un pañuelo" y muchos de estos pecualiares universitarios se encontraron con viejos conocidos con los que compartirán pupitre a partir de ahora. Luis Intxausti, un jubilado de 71 años, jamás hubiera esperado toparse allí con el que fuera su médico de cabecera de toda la vida. Pero allí estaba él, rememorando de alguna manera los años que vivió en Valladolid, cuando en Euskadi no había dónde estudiar Medicina.

Ya han quedado para que la hija de Luis les lleve cada mañana a clase en coche. "Mis hijos se han quedado sorprendidos, porque no les dije nada hasta que me llegó la carta de admisión", relataba con cara de pícaro este señor que trabajó de instalador industrial.

Su amigo el médico está entusiasmado ante la idea de estudiar historia del arte y de la música a la par que ocupa el tiempo libre. Tendrán que ir a clases de historia de Europa, de cuidado de la salud y de lengua castellana. Son las asignaturas obligatorias. Y luego podrán optar entre aprender a usar un ordenador, la historia del Camino de Santiago y el origen de la evolución del universo. Eso, este primer curso.

Por ahora, sólo en Vizcaya se puede estudiar esta diplomatura. El rector, Pello Salaburu, dejó muy claro al dar la bienvenida a los alumnos -una deferencia hacia ellos, quizá por la edad- que las cosas serían de otra manera si las cajas de Guipúzcoa y Álava se involucraran como ha hecho la BBK. Salaburu les recomendó perder el miedo, tener paciencia, y, sobre todo, le animó "a pasarlo lo mejor que puedan".

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