Un funcionario de prisiones reconoce que faltaron medios para vigilar al preso que mató a otro en Carabanchel
El juicio contra Juan José Fernández González, acusado de asesinar a una anciana enferma en el hospital Clínico y a un preso, un día después, en la enfermería de la cárcel de Carabanchel, prosiguió ayer con la declaración de los funcionarios de la prisión. Uno de los trabajadores encargados de la vigilancia de la enfermería reconoció ante el jurado que "no había medios técnicos y humanos" para vigilar a los ingresados en ese departamento. La muerte de la anciana, Valeriana de la Fuente, de 82 años, ocurrió el 20 de diciembre de 1997. Cuando el acusado fue ingresado, por orden judicial, en la cárcel de Carabanchel mató a otro preso, Guillermo Merino, de 47 años, que también se encontraba en la enfermería del centro penitenciario. El funcionario explicó que a Juan José Fernández le fue aplicado un programa de prevención de suicidios, "que ordenaba que estuviera acompañado por otros presos, para disuadirle de que intentara acabar con su vida". "Pero visualmente", prosiguió el testigo, "era imposible controlar sus movimientos, porque no había cámaras. No se podía saber si estaba o no acompañado, porque no hay medios técnicos ni humanos. Había 40 internos en enfermería y se hizo todo lo que se pudo para controlarlos, es un departamento muy duro". También recordó que nadie informó a los funcionarios de que Juan José podría suponer un peligro para el resto de los internos, a pesar de que la familia del joven así lo advirtió en los juzgados de plaza de Castilla y pidió su internamiento en un centro especial.
El funcionario explicó que los movimientos del procesado por el doble asesinato no estaban limitados en el interior de la enfermería, donde todas las puertas se encontraban abiertas para facilitar las atenciones urgentes a los pacientes. Agregó que el acusado había agredido a otro preso antes de causar la muerte de Guillermo. También relató que Juan José envió sus ropas manchadas con la sangre de este último a lavandería y se cambió. Según varios psiquiatras que le examinaron, Juan José padece esquizofrenia paranoide desde hace siete años y fue provocada por un desengaño amoroso.
Desde que sucedieron los dos crímenes, el acusado ha permanecido internado en el hospital Psiquiátrico Penitenciario de Font Calent, de Alicante. El fiscal pide que cumpla una condena de 8 años por cada uno de los asesinatos o, alternativamente, hasta 30 años de internamiento psiquiátrico. Reclama, además, una indemnización de 15 millones.
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