La española "Arde amor" decepciona en la sección oficial
Siempre se espera con ansiedad la película española de la sección oficial de la Mostra. El creciente auge del cine español y la ventana que ofrece el festival a filmes con menos pompa de la acostumbrada hacen concebir ciertas esperanzas a los espectadores. Ayer se presentó Arde amor, segundo largometraje del gallego Raúl Veiga que representa a España en la competición. Pese a sus buenas intenciones, las de crear una atmósfera de thriller psicológico, el film de Veiga se enmaraña de tal manera que su desarrollo deviene una colección de frases profundas, excesivamente literarias y de escasa verosimilitud. Una película fallida.Menos fallida, en todo caso, que la francesa Civilizados (Civilisées), de Randa Chahal Sabbag, un intento baldío de mostrar la cruda realidad de la guerra del Líbano que se pierde por causa de unos personajes erráticos, una realización de corte documentalista y una ficción tan blanda como inconsistente. La sección oficial continúa así su particular travesía por el desierto sin dejar vislumbrar un oasis de calidad como en el resto de ciclos.
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