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Reportaje:

Sofía Loren, contra su propio mito

"Nunca me he considerado una diosa, sólo una madre de familia", declara en Valencia la actriz italiana.

Ferran Bono

Para algunos es el último gran mito del cine. Un icono que mantiene intactos los reflejos de un pasado esplendoroso. Sofía Loren sonríe. Incluso parece en algún momento confusa por la enorme expectación, rayana en el paroxismo, que ha levantado su presencia en Valencia, con motivo de la gala de inauguración de la XX edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani, celebrada anoche.Sus respuestas, sus gestos, su manera coloquial de dirigirse al periodista al que acaba de preguntar con un "y tú qué opinas" van perfilando la imagen de una mujer alejada del divismo. Es también el suyo un ejercicio de elegancia que, en todo caso, contribuye a perpetuar el mito. Y no da la sensación de tratarse de una impostura por parte de la primera mujer que consiguió el Oscar a la mejor interpretación por una película de lengua no inglesa, Dos mujeres, de Vittorio de Sica, por la que fue comparada con la gran Ana Magnani. Precisamente, esta actriz rechazó el papel y sugirió al realizador el nombre de Sofía Loren. Casi 40 años después, la actriz italiana recuerda los hechos y reconoce lo "afortunada" que fue.

"Soy una mujer normal, como cualquiera de las que están aquí, con sus problemas familiares", comenta a la atestada sala donde se desarrolla la conferencia de prensa. "Nunca me he considerado una diosa en el altar, sino una simple madre de familia con los pies en la tierra", añade. De madre también hizo en la película Una jornada particular, de Ettore Scola, donde encarna uno de sus papeles preferidos, según dice. La maternidad fue durante mucho tiempo un deseo insatisfecho hasta que en 1968 tuvo a su hijo Carlo y cinco años más tarde a Eduardo, fruto del largo matrimonio con el productor Carlo Ponti, descubridor de la intérprete.

Sofía Loren goza de un aspecto envidiable a sus 65 años. Asegura con humor que ha encontrado "la fuente de la juventud" cuando se insiste sobre el secreto de su belleza que ella dice desconocer. "Yo no me siento especialmente guapa. La belleza interior es lo más importante en las personas", agrega.

Con los años dice bromeando que le pasa una cosa muy curiosa. Cuando rodó El oro de Nápoles, su primera película con su maestro Vitorio de Sica, de quien afirma que es el mejor director italiano de cine, tenía 18 años y "aparentaba 30", mientras ahora, que ya los tiene, tampoco los aparenta.

Como una muestra de su paradigma de elegancia, se refiere a Cary Grant, compañero de reparto de Arabesco, de Stanley Donen, y con quien se le atribuyó un romance. Explica que guarda un recuerdo "maravilloso" del actor norteamericano, que "era un hombre muy elegante y fascinante, muy consciente de sus cualidades, pero nada vanidoso, a pesar de ello". Con otro tono alude a Marlon Brando. Asegura que es un gran profesional con el que no tuvo enfrentamientos de importancia durante el rodaje de La condesa de Hong Kong, aunque añade que se trata de "un hombre difícil, con algunos problemas". Al final, con un atisbo de divertida malicia en sus enormes y populares ojos, protegidos bajo unas amplias gafas, recuerda que Brando "siempre llegaba un poco tarde al rodaje" que dirigía Charles Chaplin. Con Marcello Mastroniani fue muy fácil, porque había una química especial tanto detrás como delante de la cámara. "Aunque no salía con Marcello cuando acababa el rodaje o nos veíamos tiempo después, nuestra relación siempre era la misma".

Sofía Loren no adopta el papel de víctima de un sistema cinematográfico que apenas proporciona papeles para mujeres maduras. Al contrario, sostiene que sí que hay personajes interesantes. Su último gran éxito en cine fue en 1994 con Pret-â-porter, de Robert Altman. Desde entonces esta romana criada en Nápoles ha trabajado en otras películas y diversas series de televisión. Sobre el último y atractivo proyecto cinematográfico de Michelangelo Antonioni, la protagonista de Matrimonio a la italiana lamenta que de momento no haya prosperado. "Espero que en un futuro se haga", dice la actriz, que no esconde su temor al teatro. "Me da miedo confiesa.

Cuando habla del futuro aclara primero que siempre se plantea la vida como si empezara de nuevo. Quizá la grave arritmia cardiaca que sufrió hace un año le ha hecho profundizar en este planteamiento. Hoy, Sofía Loren parece completamente recuperada. Dice que permanecerá en este mundo muchos años gracias a la sangre que llevan sus hijos.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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