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Entrar duro puede resultar caro

La Seguridad Social francesa quiere que los deportistas violentos paguen los gastos por las lesiones que causan

¿Quién paga la recuperación de los deportistas lesionados por la brutalidad de un rival?.¿Deberá ser la Seguridad Social como sucede con la mayoría de los trabajadores accidentados o habrá que empezar a pedir responsabilidades, más allá de lo meramente deportivo y disciplinario, a los causantes?

El presidente de la Caja Regional de la Seguridad Social de Nantes, el belicoso Claude Fremont, ha dicho estar harto "de una situación que protege a los clubes y satisface a las compañías privadas de seguros pero vacía las cajas del Estado" y ha presentado una demanda contra Patrick Blondeau y su equipo, el Olympique de Marsella. ¿Por qué?. Sencillamente, porque no admite que la costosa operación y recuperación -300.000 francos, (unos siete millones y medio de pesetas.)- del futbolista nantés Yves Deroff corra a cargo de la sanidad pública.

El conflicto arranca la tarde del 29 de mayo de 1999. El Olympique de Marsella se juega el campeonato en Nantes y sus jugadores salen dispuestos a comerse al adversario con la esperanza de que el Girondins de Burdeos, el otro candidato al título, no venza en el Parque de los Príncipes al París Saint Germain. En un momento del partido, Blondeau quiere el balón como sea y arremete contra quien lo lleva, Yves Deroff, por la espalda, con los dos pies por delante. Quienes estaban en el estadio aseguran que se oyó con nitidez el chasquido de los huesos mientras Deroff caía al suelo. Blondeau fue amonestado pero Deroff fue a parar al hospital donde se le diagnosticó una doble fractura, de tibia y peroné.

La liga fue finalmente para el Girondins, Blondeau recibió una suspensión de cuatro encuentros y Deroff aún está haciendo ejercicios de rehabilitación cotidianos. Los médicos que le atendieron y el hospital en el que ingresó sólo saben, oficialmente, que el jugador tuvo un "accidente laboral" en el estadio de la Beaujoire, pero los papeles no precisan ni la causa del mismo ni mucho menos su causante.

Fremont estima ridícula la situación. "Todo el mundo vio lo que sucedió, las cámaras de televisión lo captaron, el árbitro sancionó a Blondeau, el comité de competición también y el Olympique de Marsella no presentó recurso alguno. ¿Por qué hay que seguir simulando que Deroff se rompió solo, por qué todos los ciudadanos debemos pagar por una agresión cometida por una persona identificada cuando actuaba en defensa de los intereses de su club?". La lógica de la argumentación es cartesiana. Aplastante.

El caso puede sentar jurisprudencia y modificar las relaciones entre los clubes y los jugadores. Si Goikoetxea pudo en su día llevarse por delante a Schuster y Maradona, quién sabe si hoy lesionar a Rivaldo o Raúl, vistas sus cláusulas de recisión (y los cientos de millones en que están aseguradas sus piernas), no pudiera significar la ruina del club en el que juega el agresor. Porque, una vez abierta la puerta de la responsabilidad en lo que a cuestiones médicas se refiere, ¿quién impedirá que, a su vez, los clubes no se querellen también contra quienes les privan de sus estrellas?

Claude Fremont defiende los intereses públicos de la Seguridad Social francesa. No es esta la primera vez que lo hace. Su apellido es famoso porque Fremont es también quien se ha querellado en Francia contra los fabricantes de tabaco y quiere que paguen los gastos hospitalarios de las personas víctimas del tabaquismo.

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