"Los clásicos en televisión enseñan a muchos que el cine es un arte"
Faye Dunaway es garras y seda. Es capaz de cortar de golpe una conversación y luego, con una sonrisa, despedirse con un cálido abrazo. No en vano algunos de sus grandes papeles han sido los de mujeres con temperamento y agallas suficientes como para empuñar un arma, sin perder su sensibilidad y expresar sus emociones. "Creo que mis mejores papeles han influido en los modelos de la mujer actual. Las actrices dejaron de hacer sólo el papel de novia de alguien, para pasar a hacer las mismas cosas que hacían ellos", afirmó ayer en Madrid.Faye Dunaway, con 58 años, es la madrina de Turner Classic Movies (TCM, en el dial 35 de Canal Satélite Digital), que hoy celebra en Madrid una fiesta en honor de la actriz. "El cine es la raíz de lo que se programa en este canal de televisión. Son filmes hechos para ser vistos en una sala, pero creo que mucha gente, que sólo ha visto series y programas de televisión, no tiene otra manera de acercarse a ellos y es una oportunidad para que descubran por qué el cine es un gran arte. Es el lugar donde se mantienen vivos los clásicos", dice Dunaway.
Con treinta años de carrera y después de haber trabajado a las órdenes de algunos de los míticos directores de Hollywood como Elia Kazan, Arthur Penn o John Huston, Faye Dunaway ha podido ver cómo se ha transformado la gran maquinaria del cine. "Creo que hubo un momento clave que lo cambió todo y fue a partir de La guerra de las galaxias. George Lucas hizo ver que un filme para niños podía mover la industria y desarrollar todo un mercado anexo con muñecos, camisetas y mercadotecnia. A partir de entonces salieron todos esos Terminators y fue difícil hacer clásicos después, aunque lo que hizo Lucas fue un clásico. Hollywood ahora se ha mecanizado y ha dejado de madurar. Cuando hice mis grandes películas como Bonnie and Clyde, Network o Chinatown todavía se hacía cine al estilo de los viejos estudios, como se hizo Casablanca y Lo que el viento se llevó. Ahora estas películas serían cine independiente, serían digitales y se grabarían con efectos para después transformarlas en 35 mm. Si hoy das a elegir a un estudio entre producir Terminator y Casablanca, eligen el primero. Pero hay filmes como Tomates verdes fritos que también les han hecho ver que hay un gran público para ese tipo de productos, aunque no saben bien cómo llegar a él. Hay maneras alternativas de llegar a ganar un oscar. Sólo hay que ser suficientemente inteligente para hacerlo y saber comportarte como un gorila para venderlo".
Para Dunaway, la inteligencia es el valor máximo para un actor. "Más que el talento, es la inteligencia lo que hace a un buen actor", dice. "Debes saber que el cine es un negocio, que hay que sobrevivir y dónde estás en cada momento".
Envuelta en un mantón de Manila, uno de los muchos que ha comprado en este viaje, la actriz se declara amante de las corridas de toros (estuvo en la despedida de Cristina Sánchez en Las Ventas) y del cine de Pedro Almodóvar, "uno de los directores más imaginativos que he conocido".
Acaba de terminar el rodaje de Juana de Arco, de Luc Besson y está segura de "que se convertirá en un clásico". Y está preparando el rodaje de Masterclass, que ya ha presentado en el teatro, interpretando a Maria Callas. "Ella fue capaz de transformar un arte con su forma de expresar la emoción. Fue capaz de hacer algo tan grande y seguir siendo humana. La grandeza es algo indefinible", dice con un suspiro de admiración.
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