Figo lamenta la ocasión perdida
El portugués se queja del colectivo arbitral y afirma que el Madrid sólo superó al Barça tras la expulsión de Kluivert
Un grito desgarrado tras el segundo gol y a correr a celebrarlo a un palmo de la grada con los socios de las primeras butacas. Un gesto ese muy suyo y muy conocido en el Camp Nou. No podía ser otro que Figo, el hombre generoso, honesto, que carga en su joroba al Barça desde que llegó hace cinco años de la mano de Johan Cruyff al vestuario azulgrana. Rey en muchos Barça-Madrid, Figo ayer compartió su corona con Raúl, que abrió y cerró la noche en uno de los clásicos más pletóricos de los últimos años. Y entre esos dos goles del delantero madridista, el portugués, una vez más, dejó impresa su inconfundible estela en el césped. No es ninguna sorpresa. Siempre sucede así. Lo viene haciendo desde hace un lustro y especialmente ante el Madrid marcando goles (el segundo del 3-0, en 1996), provocando penaltis (el 1-0 de Ronaldo, en 1997), con otro gol que dejó seco a Roberto Carlos (el segundo del 3-0, en 1998) y regalando un gol a Luis Enrique y forzando la expulsión del brasileño hace un año. Roberto Carlos, impotente, aconsejó a Karanka que sólo con "leña" podría frenarlo.Pero eso tampoco basta. Otra vez, como otras tantas noches -como en Estocolmo, como ante el Fiorentina o ante el Zaragoza- Figo se echó el equipo a su espalda. Primero replicó al gol de Raúl iniciando y trenzando el empate de Rivaldo. Y después, cuando las dudas anidaban en el Camp Nou, volvió a tomar las riendas marcando el segundo del Barça. Su golazo, el regate a Julio César, quedará en la retina de muchos. Algo insuficiente para él. No ocultó ayer su desengaño cuando abandonaba el estadio. Sabía que el Barça había perdido la oportunidad de darle un golpe a la Liga "¿Otro buen partido ante el Madrid? Más que una cuestión personal, a mí, lo que me importa, es el colectivo. La única verdad es que hemos desperdiciado la ocasión de ponernos a nueve puntos y por eso nos vamos decepcionados. A mi, personalmente, sólo me queda eso".
No restó, sin embargo, méritos a nadie. Figo reconoció que, al final, el Madrid supo aprovechar su superioridad numérica, presionó bien y que mereció el empate. "Ha sido un partido muy abierto, con ocasiones en ambos lados. Creo que nosotros fuimos mejores hasta la expulsión de Kluivert. El Madrid, jugando contra 10, ha gozado de más ocasiones que contra 11. No es muy lógico, pero esa es la realidad", afirmó el portugués. "Estos partidos siempre son intensos. Y si ya son complicados con 11 jugadores, con 10 lo es más. La expulsión fue la clave".
Y ahí ya no calló. Figo se revolvió en su silla y se quejó al estar harto de ser el blanco de las tarjetas. El portugués, que venía de cumplir tres partidos de sanción -se perdió los encuentros ante Alavés, Betis y Valladolid-, recibió siete faltas y cometió tres. Suficientes como para ser amonestado por Díaz Vega. "El árbitro es muy inteligente y por eso es internacional", dijo rezumando cierta ironía. "Yo no se si hay persecución o no hacia los jugadores del Barça. Pero yo la noto un poquito: hago una falta y ya me enseñan tarjeta. Es el criterio que impera en España y hay que aceptarlo. Los árbitros son los que mandan. Esa es mi opinión, pero la mía no cuenta".
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