Siempre Hasselbaink
Un nuevo gol del holandés rescata al Atlético ante el Alavés
ATLÉTICO 1 - ALAVÉS 0El de siempre, Jimmy Floyd Hasselbaink, apareció puntual para rescatar al Atlético, para redimirlo de su desesperante mediocridad. El de siempre, Jimmy Floyd Hasselbaink, volvió a ganar solo -él y el cañón que guarda debajo del calcetín, se entiende- una batalla. Soltó una de sus bombas y otro asunto que se le estaba poniendo feo al Atlético quedó resuelto. Faltaba poco, además, cuando el holandés abrió fuego: su disparo mandó sucesivamente al suelo a dos defensas rivales y el balón, sin perder velocidad, se envenenó del todo; Herrera ya no pudo hacer nada para impedir el gol.Y el Alavés, que llevaba ya unos cuantos minutos convencido de la victoria, disfrutando en defensa de la pobreza ofensiva del Atlético, se quedó de golpe sin el punto a por el que fue a Madrid. Porque tampoco persiguió más que un empate el conjunto vitoriano. Dos o tres llegadas ante Molina -recuperó la titularidad el guardameta y el Atlético, que al fin pudo vivir un encuentro lejos de su área, lo agradeció- y toda la atención destinada a las tareas destructivas. Así se resume el partido del Alavés, otro de esos equipos que incomprensiblemente llegan al Calderón con miedo, con un temor al Atlético que hoy por hoy no se justifica.
Atlético: Molina; Gaspar, Gamarra, Chamot, Capdevila; Baraja, Santi (Bejbl, m
63), Hugo Leal, Valerón (Solari, m.71); José Mari (Correa, m.68) y Hasselbaink.Alavés: Herrera; Contra, Karmona, Téllez, Torres Mestre; Astudillo, Javi Moreno (Morales, m.50), Desio, Pablo; Nan Ribera (Magno, m.59) y Kodro (Julio Salinas, m.77). Gol: 1-0. M.78. Hasselbaink recibe en corto un libre indirecto y desde unos 30 metros suelta un derechazo terrible que, tras rebotar en dos defensas, supera a Herrera. Árbitro : Fernández Marín. Mostró tarjeta amarilla a Santi, Desio, Torres Mestre, José Mari, Téllez y Baraja. 25.000 espectadores en el Vicente Calderón. Terreno de juego rápido y resbaladizo.
El partido de los rojiblancos se explica tan fácil como siempre: mal, mal, mal. El experimento Santi -Ranieri hizo jugar al defensa central durante una hora como organizador- no funcionó; tampoco la condena a Valerón -el técnico italiano lo empujó a la banda izquierda-, maniobra que sólo sirvió para que el público se cebara con el canario, que no puede jugar en una banda. El Atlético volvió a presentarse como un equipo plano. Sin ideas, sin virtudes, sin nada.
Bueno, con Hasselbaink, el único con señales de vida en el Calderón. Va el holandés, lanza un misil -en realidad lanza media docena por partido, algunos mal dirigidos- fulmina al rival y gana. Y así, el Atlético, un equipo cadáver, sigue de pie por esta Liga de sus penurias. Con siete puntos.
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