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Renovado el 65% de los cargos regionales y desalojada parte de la vieja guardia

Javier Casqueiro

José María Aznar clausuró ayer, en Madrid, el proceso de renovación de un 65% de sus cuadros abierto con la celebración de las 17 asambleas regionales del PP. De ese modo reforzó la idea de que la renovación por adición que ordenó en el pasado congreso nacional se ha cumplido. Los populares han aprovechado los cambios de unas 260 personas de las más de 400 que forman sus comités ejecutivos en esas autonomías para liberarse de miembros de la vieja guardia y disidentes y poder presumir de que su viaje al centro reformista es ya algo más que un deseo.El líder del PP ofreció sus primeras conclusiones respecto al lavado de cara aplicado. Todo ello, a la espera de cerrar esta fase tras las elecciones generales del año 2000 con el de Cataluña. La Ejecutiva Nacional se reunirá precisamente hoy en Barcelona para ratificar esos datos y dar la bienvenida a la media docena de nuevos presidentes y secretarios generales regionales que han tomado el mando en el curso de estos días.

Un objetivo electoralista

El único objetivo declarado de la batida de cargos es electoral. Aznar ya advirtió en enero, en el congreso nacional, de que el PP debía abrirse más a la sociedad para recoger un mayor porcentaje de votos. Fue cuando quedó vista para sentencia la trayectoria de Francisco Álvarez Cascos, relevado en la Secretaría General por Javier Arenas y que este fin de semana ha desplazado a la cita asturiana su frustración y su testamento político.Arenas es ahora el encargado de aplicar esa cirugía en muchas comunidades en las que el PP no tiene buenos resultados electorales, sufre las consecuencias de una prolongada estancia en el poder o no se había afrontado en muchos años la variación de sus cúpulas.Aznar le encomendó esa tarea sin más cortapisa que el trato especial que se dispensa a Manuel Fraga, presidente de la Xunta gallega y fundador del partido, cuya sucesión ha quedado aplazada sin fecha. Pero hasta con esa condición la dirección nacional está más que satisfecha de los acontecimientos, incluso los de Galicia.

En el PP se destaca que tan sólo tres meses antes de la convención gallega nadie habría apostado por que caerían de los puestos clave de la ejecutiva, sin grandes traumas, Xosé Cuiña, secretario general en los últimos diez años, y José Manuel Romay, patrón en A Coruña. También se constata que hasta las asambleas con dos candidaturas y agrias polémicas, como las de Extremadura, Baleares, Asturias y Canarias, han concluido mejor de lo esperado.

El equipo de Arenas cree que esa competencia les permite demostrar a la sociedad y al PSOE que el PP es una formación democrática que discute sobre un mismo proyecto y permanece unida y cohesionada. Las mencionadas alternativas, derrotadas abrumadoramente por el aspirante oficial, han servido además para que el PP evidenciara que en ellas se encontraban marginados los representantes más recalcitrantes de la vieja guardia de Alianza Popular.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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