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Una amenaza a la deriva

Un gigantesco iceberg pone en riesgo la navegación marítima en el cabo de Hornos

El iceberg gigante B-10A amenaza las rutas de navegación del cabo de Hornos. Las autoridades chilenas y argentinas dieron la alerta el pasado fin de semana, cuando esta mole de hielo de 66 kilómetros de largo y 21 kilómetros de ancho fue localizada a unos 700 kilómetros de distancia del extremo meridional del continente suramericano, en un área que tradicionalmente ha alimentado una leyenda de respeto y temor entre los marinos."Tiene rumbo este, hacia el Atlántico, cuando lo habitual entre los icebergs que proceden de la Antártida es que tiendan a ir hacia el Pacífico", dijo el sábado Ricado Jana, un geólogo de Instituto Antártico de Chile.

Según este científico, lo más peligroso para los buques no es el bloque con apariencia de una enorme rebanada de pan, que sobresale unos 50 metros por encima del agua. Con lo que hay que ser aún más precavidos, subrayó, es con los cientos de icebergs que se van desprendiendo del B-10A a medida que avanza, y que flotan a su alrededor. "No todos son visibles, y algunos no enseñan más de un metro por encima del agua", añadió Jana.

Fueron precisamente este tipo de icebergs los que en abril de 1912 causaron el hundimiento del Titanic, en el Atlántico norte. Pero ahora, la tecnología espacial puede neutralizar la amenaza y, por primera vez, un satélite de la NASA se ha encargado de vigilar los movimientos del B-10A, que, desde que se separó de la Antártida en 1992, avanza a una velocidad de unos 14 kilómetros diarios.

Normalmente, los métodos convencionales para controlar estas masas de hielo -radar de barco, partes de navegación e imágenes ópticas de satélites- suelen ser suficientes, aunque a veces los icebergs pueden desaparecer en la oscuridad de los turbios inviernos antárticos. "Es lo que ocurrió a principios de este año cuando perdimos la pista del B-10A", explicó el domingo David Long, miembro del equipo de la Universidad Brigham Young de Utah (EE UU), que gestiona el radar SeaWinds, que sigue al iceberg. "Aunque enviamos un barco a la última posición donde había sido avistado, no pudimos volver a encontrarlo hasta que empezamos a recibir datos del SeaWinds en julio", añadió al subrayar la sorpresa que causó su nueva posición. De seguir la actual ruta hacia aguas más calientes, el iceberg -que ya se rompió en dos trozos en 1995-, volverá a quebrarse dentro de tres meses.

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