"Una pequeña dificultad"
Del país de los desdichados Habsburgo, de la unificación con la Alemania de Hitler, de Kurt Waldheim, del vals y del escalope nos llega la última sensación: uno de cada cuatro votantes austriacos, según las elecciones legislativas del domingo, desea establecer como canciller a un admirador de los nazis. ¿Hasta qué punto se puede tomar en serio a Jörg Haider, el yuppy fascista y xenófobo, y los avances logrados por su Partido Liberal? ¿Hasta qué punto deberíamos tomar en serio a Austria?La respuesta a ambas preguntas es que no demasiado. A pesar de la medrosa condena internacional (...), el éxito electoral de Haider, segundo tras del Partido Socialdemócrata, en el poder, se debe en parte al récord de abstención. (...) Otra razón para mantener la calma es que en torno al 65% de sus votantes lo hicieron, según las encuestas, fundamentalmente por dar un sobresalto al cómodo consenso rojinegro de socialistas, centristas y conservadores que ha gobernado en Austria durante décadas. En palabras de un analista, el voto reflejó la desilusión política y un desenfocado deseo de cambio, más que la nostalgia por un Tercer Reich redivivo. (...) Bellacos como el telegénico Haider, autodenominados herederos del pasado fascista centroeuropeo, se especializan en la plausibilidad. Nunca debe subestimarse su malevolencia. Pero tampoco hay que sobrevalorar su importancia. (...) Estas elecciones no cambian el gran cuadro europeo. Son el tipo de vergonzosa aberración que puede permitirse un país pequeño, próspero y levemente asustado.
, 5 de octubre
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