El Gobierno sostiene que la evidencia de los hechos avala el pacto del PNV con la banda
El Gobierno no necesita "notarios" para autentificar el documento requisado por la policía francesa al etarra Kantauri el 9 de marzo, en el que se confirma la existencia de un compromiso entre ETA, el PNV y EA previo al anuncio de la tregua por parte de la banda terrorista, el 16 septiembre de 1998. Tanto el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, como el portavoz, Josep Piqué, subrayaron ayer su convencimiento de que tal pacto, plasmado en cinco puntos, existe, y se remiten a los hechos: la ruptura de los nacionalistas vascos con el PSOE y el PP, la puesta en marcha de la Asamblea de Electos Vascos y el "hecho innegable" de que Xabier Arzalluz hablara en su día de un plazo de cuatro meses para saber si la tregua se iba a consolidar.
Para el Ejecutivo, no hay la menor duda de que el pacto entre el PNV y ETA existe. Pese a ello, el Gobierno no se replanteará sus relaciones con los nacionalistas vascos. Aznar cree también que el aviso dado por ETA con su reaparación en Bretaña (Francia) no alterará la estrategia de pacificación del Gobierno.Aznar, que ayer compareció en rueda de prensa, acompañado del primer ministro finlandés, Paavo Lipponen, no dio ninguna muestra de sentirse sorprendido por el documento de cinco puntos que confirmaría el compromiso político entre ETA y los nacionalistas moderados. Fue todo lo contrario. Le pareció "bastante infantil" y "un poco risible" que el líder de EA, Carlos Garaikoetxea, negase haber firmado el documento. "Ellos lo sabrán, pero tiene lógica que antes del Pacto de Lizarra existiesen otros acuerdos. No fue un acuerdo negociado entre extraterrestres o una consecuencia angelical. Ya se ha explicado en algunas ocasiones", dijo en clara alusión al pacto entre los partidos nacionalistas y la banda terrorista. "Luego se añadieron guindas al pastel cocinado", añadió en alusión al Pacto de Lizarra, firmado el 12 de septiembre de 1998.
El presidente del Gobierno señaló que, además, los "hechos" que se han producido en el último año, tras la declaración de la tregua indefinida, "responden a la realidad" que refleja el documento hecho público ayer. El portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, comparó, unos momentos antes, los hechos con los puntos de tal documento. Recordó cómo los partidos nacionalistas han puesto en marcha la Asamblea de Electos; cómo el PNV rechazó pactar con el PSOE en el País Vasco y se ha desmarcado del PP en el resto de España; y cómo el propio Xabier Arzalluz, presidente del PNV, declaró en su día que ETA había planeado una tregua inicial de sólo cuatro meses y que luego la banda decidiría si la prorrogaba o no en función de los acontecimientos políticos. "Se ha constatado que el PNV y EA han cumplido los puntos del acuerdo que señala el documento", rubricó Piqué.
Aznar, no obstante, dejó claro que la constatación del compromiso del PNV con ETA no cambiará las relaciones de su Gobierno con el partido de Arzalluz. Piqué precisó incluso que el Gobierno intentará que el PNV respalde en el Congreso los Presupuestos del Estado para el año 2000.
El reciente golpe de ETA, con el robo de más de 8.000 kilos de dinamita en Bretaña (Francia), lo atribuye Aznar a un cambio de estrategia "como consecuencia del fracaso del Pacto de Lizarra en las urnas". Sería, según el presidente, el segundo fracaso estratégico de la banda en muy poco tiempo. El primero lo ve así Aznar: "Cuando una estrategia basada en la muerte no produce los resultados apetecidos porque el país lo rechaza, ETA decide un cambio de estrategia para perseguir los mismos objetivos por otra vía e intentarse cobrar un precio político por ese cambio de estrategia", en alusión al Pacto de Lizarra.
¿Qué va a hacer ahora ETA? Piqué admitió que existe un riesgo de ruptura de la tregua por parte de la banda porque, en su día, afrontó el cese de la violencia "no desde una voluntad de paz sino desde la perspectiva de un proceso de construcción nacional".
Pero el Gobierno, según aseguró Aznar, no va a cambiar su estrategia de pacificación ante ese riesgo. Seguirá dando los pasos que juzgue convenientes, por un lado, pero con el límite de "no pagar un precio político" por el cese de la violencia, por otro. "No se puede pretender cobrar un precio y quebrar las reglas de juego por dejar de hacer lo que nunca se debió hacer, que es matar", aclaró Aznar. El propio presidente confirmó que así se lo transmitió la víspera al lehendakari, Juan José Ibarretxe, en la reunión que mantuvieron en La Moncloa. "El proceso de normalización de Euskadi no significa dar una razón institucional por vía de precio a quien no la tiene", dijo.
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