Y, sin embargo, existo

Recientemente he tenido la satisfacción de ser padre, con lo que he empezado a padecer la extraña impresión de sentirme ignorado hasta límites insospechados. Si alguien se pregunta por qué, le recomiendo que eche un vistazo a cualquier publicación -y no sólo entre las de carácter comercial- para que constate cómo se ignora la figura del padre en beneficio de la de la madre, a quien, por cierto, se la caracteriza como tal siempre junto al papel de "ama de casa".Tómese como ejemplo el último número de una revista especializada en el mundo del bebé en la que, de las fotografías que hacen referencia a tareas que indudablemente puede realizar de la misma manera el padre o la madre, entre las que corresponden a los temas de la publicación, en 12 aparecen la madre y el bebé por sólo una del padre y su hijo. En lo que respecta a la publicidad, también ganan las féminas por goleada: ocho a uno, y con el agravante de que en la única instantánea en que aparecen el padre y su hijo corresponde a una entidad financiera que persigue convencer -esta vez sí- al padre para que garantice el futuro de su hijo. Para finalizar, los tres médicos que atienden consultas de los lectores (¿lectoras?) son, por supuesto, hombres.

Ya sé que no es una cuestión legalmente perseguible, pero en aras de la verdadera igualdad de mujer y hombre, no dejan de ser públicamente denunciables unos planteamientos completamente sexistas y que relegan a la mujer a un rol doméstico y eminentemente tradicional.- . .