¿En qué quedamos?
Según EL PAÍS del jueves 23, en el nuevo Catecismo de la Iglesia católica, cuya versión castellana del texto latino acaba de ser presentado por el cardenal Rouco y el arzobismo castrense, figura el siguiente párrafo: "La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena verificación de la identidad y la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte".La aceptación de la pena capital por parte de la Iglesia católica puede llevar a la confusión a muchos fieles que recuerdan la expresión de dolor del papa Pablo VI ante miles de fieles en el Vaticano, en septiembre de 1975, por el fusilamiento en España de unos terroristas convictos y confesos. "No podemos terminar este nuestro paterno coloquio -dijo el Papa- sin confiaros el dolor que sentimos en el día de hoy por la dramática noticia que nos ha llegado de la ejecución, en esta mañana, de las personas condenadas en España". Pablo VI recordó que, aunque deploraba firmemente las acciones terroristas perpetradas, "la vida es sagrada y nadie la puede quitar". El Sumo Pontífice manifestó poco después al cardenal Tarancón, justificando la gravedad de sus palabras: "Mire usted, yo lo he pensado mucho. La vida es sagrada, y si ustedes tienen que padecer las consecuencias de esta actitud mía, obedezcan. Yo he obrado de acuerdo con mi conciencia". (Remito al lector al excelente libro Así se hizo la transición, de Victoria Prego, páginas: 253-254).
¿En qué quedamos?- .
