Larrañaga se niega a declarar por una de las muertes que confesó
Koldo Larrañaga, autor confeso de los asesinatos en Vitoria de la abogada Begoña Rubio y del empresario de máquinas tragaperras Agustín Ruiz, acudió en la mañana de ayer al Palacio de Justicia de la capital alavesa para declarar por el segundo de los crímenes, pero finalmente no lo hizo. Se limitó a afirmar que ya había dicho todo lo que tenía que decir -situación que su letrado entiende como una ratificación de su declaración anterior- y se acogió a su derecho a guardar silencio y no responder a las preguntas de las partes. Casi cuatro meses después de su detención, ocurrida en Madrid el 29 de mayo, Larrañaga se mostraba ayer "muy tranquilo y plenamente acostumbrado al ritmo de vida carcelario", según explicó su letrado y se negó a hablar ante la juez por iniciativa propia. La muerte de Agustín Ruiz se produjo el 13 de agosto de 1998 en un local de su propiedad. El empresario de máquinas tragaperras, de 73 años, fue apuñalado 45 veces. Larrañaga declaró tras su detención que acudió al lugar para pedir dinero a Ruiz y que, tras una discusión entre ambos, se produjo un forcejeo, al que el acusado puso fin atacando al empresario con un destornillador que estaba en el local. Las fuentes consultadas no pudieron confirmar si, coincidiendo con su estancia en el Palacio de Justicia, se le tomó a Larrañaga una muestra capilar para cotejarla con los restos de pelo hallados en el cuerpo de Begoña Rubio. Ni el abogado que representa a la asociación Clara Campoamor, personada como acusación particular, que solicitó en su día dicha prueba, ni el propio defensor de Larrañaga recibieron notificación de este hecho, por lo que ambos consideraban improbable su realización.
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