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Cuestión local

Los mercados financieros han recibido sorprendentemente bien la decisión del G-7 de no intervenir en los mercados de divisas para equilibrar el tipo de cambio del yen, aunque esa reacción se debe en su mayor parte al anuncio por parte de Japón de presentar un nuevo paquete de medidas de estímulo a su recuperación económica por un importe de 10 billones de yenes, 15 billones de pesetas. El problema que tenían planteado el conjunto de los mercados financieros se ha convertido así en una cuestión local para la que se ha encontrado una respuesta inmediata y del gusto de los mercados. Así lo entendieron en Tokio y el Nikkei perdió un 0,3% en la sesión del lunes.

Esta tranquilidad permitió a las principales plazas europeas una apertura discreta que poco a poco se convirtió en un tanteo de las posibilidades alcistas a corto plazo. En el caso del mercado español existían algunos reparos a esa reacción, ya que el volumen negociado en el mercado continuo fue de 79.638 millones de pesetas efectivas, 478,63 millones de euros, cifra que se sitúa como la segunda más baja de este mes. Los inversores todavía no ven despejado el horizonte debido al espectacular recorte de la Bolsa de Nueva York en los últimos 30 días, pero es posible que ese descenso del 10% se considere un argumento suficiente para que la "burbuja" deje de ser un peligro inminente. Otro de los aspectos de esta sesión que no encajaban en el rompecabezas diario fue el comportamiento del mercado de deuda, en el que los precios sufrieron una caída repentina al cierre y situaron la rentabilidad a 10 años en el 5,31%.

La salida de dinero del mercado de deuda no significó su entrada en la Bolsa, lo que indica que los inversores no las tienen todas consigo en una coyuntura en la que los problemas surgen y se desvanecen con una velocidad difícil de seguir.

La Bolsa de Nueva York ganó ayer 24,06 puntos, un 0,23%, hasta situarse en 10.303,39 puntos después de haber llegado a subir 120 puntos en la sesisón.

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