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El progresismo ficticio del PP

En el PP de la Comunidad Valenciana quieren dar otro paso téorico desde el centro-reformismo al centro-progresismo. Y digo teórico porque ni uno ni otro definen en realidad la política del PP, por más que se empeñen sus dirigentes. Aquí, el encargado de proponer los nuevos dogmas ideológicos del centrismo progresista es el actual portavoz del PP en las Cortes Valencianas, Alejandro Font de Mora, al cual hay que reconocerle una buena memoria, ya que el contenido de su ponencia política recuerda muchísimo a las ponencias que se debatieron y aprobaron, hace casi una década, en los congresos del CDS. Si, sí, ese CDS al que no dejaron morir en paz y cuyas siglas han sido profanadas por Mario Conde, un moderno Alí Babá de guante blanco que tuvo la desfachatez de involucrar sin fundamento al fundador de ese partido, Adolfo Suárez, en un feo asunto de varios cientos de millones perdidos. Como decía, Font de Mora tiene buena memoria, pues ahora retorma la ideología centro-progresista con que se definía el CDS, para intentar modernizar la mucho más rancia y casposa del partido heredero de Alianza Popular, fundado por Fraga. Alejandro conoce bien aquellos planteamientos, no en balde fue candidato a presidente de la Generalitat hace ocho años por el CDS, y por lo tanto tiene cierta legitimidad en su deseo de apropiarse de dichas ideas. Pero por mucho que se empeñe, su esfuerzo no pasará de ser una nueva operación de imagen, un intento vano de maquillar la verdadera y reaccionaria ideología del PP, tan evidente en su modo de gobernar. Y es que los modos autoritarios que despliegan los dirigentes del PP valenciano no son de ninguna manera los que corresponderían a políticos progresistas. Como tampoco lo es su política social, casi inexistente al estar supeditado el interés general, y en especial el de los más desfavorecidos, al interés de los especuladores. Estoy convencido de que en el seno del PP hay personas que, como Font de Mora, desean de verdad que su partido practique una política más progresista, pero la realidad no tardará en demostrarles la inviabilidad de dicha empresa, si es que no se han dado cuenta ya, aunque sea con hechos tan simbólicos y significativos como la reciente negativa del PP a condenar en el Congreso el golpe de estado franquista. En cualquier caso, la mayoría derechona que todavía ejerce en el PP de nuestra comunidad nunca permitirá que sus verdaderos ideales (mejor dicho, intereses) se vean sustituidos en la práctica por veleidades progresistas, por más que el siempre pragmático Zaplana, tan carente de convicciones ideológicas, pensando en una rentabilidad electoral a corto plazo, anime momentáneamente a gente como Font de Mora en su ilusoria tarea. Es bien sabido que la mayoría de los electores en nuestro país y en nuestra autonomía se sitúan en el centro-izquierda político. Desde hace unos años, el antes autodefinido partido de centro-derecha (luego simplemente de centro) le ha venido ganando la partida al PSOE en la captación de votos centristas. Ahora, aquí, Zaplana y los suyos no se conforman con ello, sino que además aspiran a recabar el apoyo de los electores progresistas más moderados, desalojando al PSOE de su espacio de centro-izquierda. Y a lo que se ve pueden conseguirlo si el PSPV-PSOE no deja de autodestruirse y se concentra en lo que de verdad importa: hacer una oposición rigurosa al PP, poniendo en evidencia sus errores y contradicciones, y ofreciendo al electorado propuestas alternativas y atractivas.

Gerardo Muñoz Lorente fue presidente federeal del CDS-CV y en la actualidad es militante de base del PSPV-PSOE.

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