_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La tarea de Hércules y el señor Asunción

La crisis del socialismo valenciano es ejemplar: se puede hacer peor, pero hay que esforzarse mucho y tener mucha imaginación para conseguirlo, en este sentido el congreso extraordinario parecía insuperable. No obstante no cabe perder la confianza en la condición humana: siempre es posible la superación, como muestra claramente su anulación y el nombramiento de la gestora, y las consecuencias que se seguirán. Que ya se están siguiendo. La verdad es que nuestros socialistas llevan una larga temporada navegando con el viento en contra. El agotamiento de la fórmula socialdemócrata acuñada tras 1945 no ha sido sucedido hasta la fecha por un proyecto político de sustitución que actualice el principio del primado del trabajo, las consecuencias directas de esa carencia: debilitamiento de la capacidad programática, dificultad para elaborar y distribuir incentivos de identidad, introducen una fragilidad estructural en los partidos de la familia y favorecen un reclutamiento en que privan los arribistas y disminuyen los creyentes. Si el partido es de formación reciente, de reclutamiento poco discriminado y no ha podido crecer y madurar en la oposición, como sucede en el caso del PSPV, esa fragilidad estructural se acrecienta. Sobre ese déficit se inserta un modelo de organización de corte leninista, de un verticalismo acusado, asociado a una política de personal peculiar: despreocupación por la afiliación (los creyentes, que exigen incentivos de identidad, son un engorro para la dirección), formación de redes de clientela reclutadas mediante lo que Panebianco llama púdicamente "incentivos selectivos", búsqueda de lealtades incondicionales en razón de la dependencia económica de puestos públicos provistos por el partido, etc. Como diría Rico y Amat la asociación de los caudillos y el turrón. El modelo postula la existencia de una coalición dominante cohesionada que se ve favorecida por el caudillaje unipersonal. Mientras haya turrón el modelo funciona. En caso contrario, a falta de elemento que permite cohesionar la organización, ésta pierde su consistencia. Ya lo dice el refrán: "Donde no hay harina todo es mohína". Todo eso es lo que, simultáneamente, ha entrado en crisis en el PSPV. Porque no cabe engañarse: el fraccionamiento del partido no es una reacción irracional de barones obsesos por el poder, es la respuesta racional de los miembros de la coalición dominante ante un escenario de recursos escasos y decrecientes, una reacción que busca la formación de una nueva coalición dominante con un caudillaje nuevo. Si acaso lo que resulta específico del PSPV es la casi total ausencia de motivaciones ideológicas y de los consiguientes proyectos políticos (los renovadores se cuelgan esa etiqueta no porque sean portadores de un proyecto político nuevo, sino porque postulan un modelo de organización significativamente diferente), la escasísima dotación de incentivos de identidad que es su corolario, y los odios y enemistades personales que son la consecuencia necesaria de una pugna prolongada y sin visos de salida propia (y que le estallaron al señor Ciscar en la cara la pasada semana). Con un proyecto político agotado al menos desde fines de los ochenta, y en retroceso electoral al menos desde 1993, la pérdida del poder institucional priva del turrón que mantiene cohesionada a la organización y desencadena una crisis de liderazgo que fracciona la coalición dominante. Sin proyectos alternativos y sin turrón, superar el fraccionamiento es difícil sencillamente porque no hay instrumentos para hacerlo, la renovación que se percibe como necesaria aparece así como la tarea de Hércules. Y no hay un Hércules, ni individual ni colectivo, para hacerla. El buque, sin piloto y con la tripulación peleando, va a la deriva y se halla a merced de los elementos. Si el PP alcanzare a convertirse de verdad en una formación centrista y/o los nacionalistas fueran capaces de dotarse de la organización cohesionada que hoy no tienen y ganar credibilidad los días del PSPV-PSOE como partido con vocación mayoritaria estarían contados. La Escritura lo dice bien claro: casa dividida contra sí misma perecerá. Mas si es difícil llevar a cabo la tarea de Hércules sin serlo, aún más complicado es hacerlo cuando los últimos acontecimientos han privado de credibilidad a la autonomía socialista y hacen que la dirección nacional aparezca como enfeudada a un facción que, además, de serlo, es fuertemente minoritaria. Al final, de la debacle socialista sólo saldrán bien librados quienes han aprendido a sacrificar el presente en favor de conservar oportunidades de futuro, han sabido que retirarse a tiempo es una victoria. Como el señor Asunción.

Manuel Martínez Sospedra es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_