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MOTOCICLISMO Campeonato del mundo

Se aguó la fiesta

La lluvia y la caída de Crivillé acaban con la ilusión de 100.000 aficionados

El día más esperado por la afición salió torcido y acabó peor. La lluvia deslució un espectáculo que quedó arruinado por la caída de Àlex Crivillé (Honda) a falta de cinco vueltas para el final de la carrera de 500cc. El Gran Premio de la Comunidad Valenciana significó un paso atrás en el camino del piloto catalán hacia el título, pero nada irreparable. En el Mundial manda aún con 46 puntos de ventaja sobre Kenny Roberts (Suzuki), que ayer fue segundo por detrás del sorprendente francés Regis Laconi (Yamaha), de 24 años, que logra su primer triunfo en un Gran Premio.La fiesta española de las motos, la tercera del año, tuvo al rey Juan Carlos como uno de los protagonistas, pero acabó al son de la Marsellesa. Hacía 14 años que no se escuchaba el himno francés al final de una carrera de la categoría reina. Pero no era eso lo que habían venido a ver los 100.000 fieles que desafiaron al mal tiempo para disfrutar con Crivillé y los demás ídolos.

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Las cábalas se alteran

El día amaneció gris. Mal presagio para tanta gente que llevaba meses aguardando que llegara el 19 de septiembre. Hicieron colas, a las ocho y media abarrotaban el circuito... y se mojaron. Y todo para nada. La lluvia perturbó el desarrollo del Gran Premio, aunque el nuevo circuito Ricardo Tormo de Cheste aguantó bien la exigente prueba a la que fue sometido. Bajo condiciones así, los favoritos lo son menos, y las sorpresas resultan mucho más posibles. Pero nadie contaba con que Crivillé, que había ganado ya seis de las once citas anteriores, se cayera; y menos con que Laconi, aunque partía desde la primera posición de la parrilla de salida, consiguiera la primera victoria de su vida.

El piloto francés cimentó su hazaña en una estrategia arriesgada. Había dejado de llover poco antes de la carrera de 500cc, y la pista se estaba secando. En la parrilla, diez minutos antes del semáforo verde, hubo que decidir qué neumáticos utilizar. Nadie tenía referencias, pues no sólo era la inauguración del circuito sino que habían tenido únicamente 20 minutos de entrenamientos sobre mojado.

La mayoría de los pilotos, entre ellos Crivillé, optó por la alternativa moderada: montar gomas intermedias, con algo de dibujo, para garantizar el agarre sobre un asfalto húmedo. Laconi, por el contrario, se la jugó. Le puso neumáticos lisos a su Yamaha, con la idea de que la pista se secaría rápidamente. Acertó, y dominó la carrera de cabo a rabo.

Arranque prudente

Crivillé tuvo un arranque prudente. Prefirió no arriesgar al principio porque no conocía bien las reacciones de su moto. La carburación, los reglajes de la suspensión, la relación de marchas y el calzado no tenían nada que ver con lo que había probado el viernes y el sábado. "Está claro que me he equivocado con las decisiones técnicas", reconoció después.

Enseguida se escapó Laconi, y tras él también se distanciaron el australiano Garry McCoy (Yamaha) y el japonés Tadayuki Okada (Honda). El noi de Seva quedó retrasado, luchando por la cuarta posición con Roberts y con las Yamaha de Carlos Checa y Norick Abe. En ningún momento se le vio cómodo al líder del Mundial.

Sin embargo, conforme avanzó la carrera, tanto Roberts como Crivillé fueron aprovechando que la pista se secaba para acercarse a las posiciones de podio. El primero y el segundo del campeonato estaban a punto de cazar a Okada y McCoy cuando Àlex perdió el control de su moto y se cayó. "He arriesgado para intentar cogerles", explicó, "y he fallado. La moto se me ha ido de detrás y no he podido hacer nada. Afortunadamente no me he hecho daño". Crivillé intentó reanudar la carrera, pero su máquina había quedado excesivamente dañada.

La desilusión de la afición fue tremenda. Las tracas, aunque mojadas, estaban preparadas. "Lo siento por ellos", dijo el héroe caído. "Me han apoyado mucho y quería darles una satisfacción. Se lo merecían. Por eso no he pensado ni en los puntos ni en asegurar. Y quien no se la juega no puede equivocarse".

Mientras Àlex se lamía las heridas, Laconi festejaba el mayor logro de su carrera, Roberts ganaba la pelea por la segunda posición y McCoy subía por primera vez al podio de 500cc. Ellos recibieron la felicitación del Rey, encargado de entregar los trofeos junto con el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana.

Carlos Checa fue el mejor de los pilotos españoles, con la quinta posición. "Sigo sin estar contento con el rendimiento de la moto. Estamos trabajando mucho pero nos cuesta ser competitivos", dijo el piloto catalán, que se había caído por la mañana durante el último ensayo libre. Sin embargo, su marca, Yamaha, consiguió ayer el primer triunfo en más de un año, gracias a Laconi. Y no hubo una Honda en el cajón por primera vez desde 1993.

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