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Felipe no pudo recomponer la confianza

Felipe González, dentro de los programas de formación de la Fundación Jaime Vera, impartió hace sólo diez días un seminario a los secretarios comarcales -el socialismo valenciano se divide territorialmente en 24 comarcas- y militantes cualificados del PSPV sobre la necesidad de recuperar la confianza interna para convertir la federación valenciana en un instrumento que sirviese a los intereses de los ciudadanos y no de sus cargos orgánicos.El ex secretario general del PSOE y ex presidente del Gobierno alentó a las distintas familias enfrentadas a lograr un pronto acuerdo que les permitiese afrontar en buenas condiciones los comicios generales previstos para la próxima primavera. Los consejos expresados en esa reunión por el dirigente socialista cayeron en saco roto en el congreso que los socialistas valencianos realizaron ayer.

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Pese a todo, los 394 delegados acreditados de los 397 que debían integrar el congreso aguantaron con estoicismo, a ratos, y buenas dosis de cabreo y desánimo, las interminables deliberaciones y las idas y venidas de los portavoces de cada sector.

Tras ser desalojados de la Generalitat valenciana en 1995, los socialistas valencianos iniciaron una crisis que llevó al ex presidente del Consell, Joan Lerma, a emular a Felipe González y no presentarse a la reelección en la secretaría general. Uno de sus máximos colaboradores, Joan Romero, asumió el reto de renovar el partido con la ayuda de Asunción e Izquierda Socialista, pero consiguió la secretaría general por apenas tres votos, al no lograr la integración de los distintos sectores en liza, entre los que se contaba el lermismo duro y los seguidores de Ciscar.

Con un margen tan escaso y presiones tanto de sus adversarios como de sus propio aliados,Romero presentó la dimisón el pasado marzo. Una gestora designada por el secretario de Organización, Ciprià Ciscar, ha conducido el partido hasta este congreso en el que, a unos días de su celebración, había configurado dos bloques claros. Ciscar impulsaba una opción integradora con Asunción y, a veces con Lerma, por una parte. Y Pla aglutinaba a los ex seguidores de Romero bajo la bandera de la renovación.

Pero ayer se entralazaron las alianzas hasta la confusión alejando cualquier posibilidad de integrar una candidatura única en base al consenso al que les instaba Felipe González.

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Fuentes de las distintas familias reconocían en privado que el "espectáculo" que estaban ofreciendo no sólo iba a contribuir a debilitar, aún más las expectativas electorales del PSOE en los próximos comicios generales, sino que también desgastaba la figura de Ciprià Ciscar y Joan Lerma en Madrid. El congreso celebrado ayer sólo tenía como objetivo elegir una nueva dirección que cerrase la fuerte división interna, aunque eso era quizá demasiado.

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