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Reportaje:

Un centro histórico para los coches

Los vecinos de la Valencia de febrero de 1865 que se arremolinaban y mostraban su júblilo por el derribo de las murallas medievales que encorsetaban la ciudad no podían imaginarse los problemas que casi siglo y medio después tendrían sus conciudadanos. El espacio que ocupaban los muros de piedra se han convertido 134 años más tarde, en gran parte, en la ronda interior de la ciudad y la vía que usan unos 74.000 vehículos diarios, principalmente para acceder al centro. De esta forma, los herederos de aquellos valencianos -actuales residentes del distrito de Ciutat Vella- han cambiado los problemas derivados de la contención que provocaban las murallas por uno de los cascos históricos más grandes de España y, sobre todo, uno de los más incómodos para los peatones. Frente a una ciudad como Sevilla, de tamaño similar a la de Valencia, que cuenta con un 33% de calles peatonales en su casco histórico, o Barcelona, en cuyo centro las vías peatonales superan a las destinadas al paso de vehículos (56% por 44%), los seis barrios que integran la ciutat vella de Valencia sólo cuentan con poco más del 16% de calles para uso exclusivamente peatonal en conjunto, y tres de ellos ni siquiera llegan a este porcentaje. Por no hablar de ciudades como Bolonia, Copenhague o Amsterdam. Unos datos que adquieren un valor especial debido a que el 45% de los desplazamientos que se realizan en el centro histórico se hacen a pie. El barrio de El Carme, es, con un 10%, una de las zonas que menos calles peatonales tiene, según un estudio elaborado por la Asociació d"Amics de la Mobilitat Urbana. Ligeramente por encima se encuentra el barrio de El Pilar, con 13%, y El Mercat, uno de los que concentra mayor actividad comercial del centro, con un 15% de peatonalización. Con mayor número de calles destinadas a los viandantes se encuentran los barrios de La Xerea, 16%, Sant Francesc (21%) y La Seu, notablemente por encima de la media con un 24% de calles peatonales. Pero no es éste el único problema de quienes acceden a pie al centro histórico valenciano. A la escasez de calles libres de vehículos se suma su mala calidad, según Ignacio Andrés, presidente de la asociación. La eliminación de ruido, la polución y confusión del tráfico urbano, objetivos que persigue la peatonalización, quedan notablemente reducidos por el recurso habitual del Ayuntamiento de Valencia, lo que Andrés llama la "semipeatonalización" es decir, ela construcción de calles mixtas de uso compartido entre peatones y vehículos. Otra de las quejas de la asociación se centra en la mala calidad de las calles estrictamente peatonales. Un ejemplo de ello es la calle de Don Juan de Austria, situada en pleno corazón comercial de Valencia, que registra una media de 1.086 peatones en hora punta. Las grandes macetas que se encuentran en mitad de la calle, los elementos de mobiliario urbano y las numerosas terrazas obstaculizan el paso de tal modo que, para Andrés, "las zonas de paso de los peatones acaban siendo, en ocasiones más estrechas que muchas aceras de calles con vehículos".

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