Qué birria de encierro
Qué birria de encierro. Cinco de los siete ejemplares que salieron al bimilenario coso romano de Nimes fueron una birria. Y precisamente sólo para eso servían, para hacer un sabroso guiso típico méxicano, que lleva chile, tomate y cebolla que se llama birria. El primero, segundo, tercero, tercero bis y cuarto carecían de casta y de fuerza y sólo aguantaron el remedo de una puya. Eran unas moles de carne que constantemente doblaban las manos y se daban costalazos sin ton ni son. Los corridos en quinto y sexto lugar fueron los únicos que tuvieron fuerza y repitieron con codicia. Los cinco fueron pitados en el arrastre por la seria y conocedora afición nimeña que no se deja tomar el pelo.La técnica lidiadora de Manuel Caballero lo salvó del fracaso pues para que un torero se luzca tiene que contar con un toro bravo o fiero, noble o difícil pero que presente peligro y sobre todo tenga recorrido. Caballero tuvo que hacer de enfermero en sus toros pues ambos doblaban las manos y daban tumbos en la arena. El que abrió plaza, aunque fue claro, hizo su juego desde el primer tercio con la lengua fuera. El de Albacete lo lanceó al hilo para no forzarlo pero terminó echando la pata palante con tres verónicas y hecho un poste quitó por ajustadas chicuelinas. En su trasteo, que principió con pases de tanteo por alto, logró en el anillo tres series de redondos donde hubo temple y mando y remató con el de pecho y tres tandas de templados naturales. Eslabonó pases por la espalda y terminaron con el de pecho y al final pudo ligar con sentimiento tres templados derechazos y tres suaves naturales.
Torero / Caballero, Cordobés, Tomás
Toros de El Torero (3º devuelto por inválido), presentables, excesivamente blandos y sospechosos, descastados; excepto 5º y 6º que salieron fuertes y codiciosos. Manuel Caballero: dos pinchazos hondos y descabello (silencio); estocada tendida (silencio).El Cordobés: media y cinco descabellos (división); estocada (petición minoritaria, ovación y salida a los medios). José Tomás: estocada caída (aplausos); bajonazo y dos descabellos (pitos). Plaza Las Arenas, 17 de septiembre. 1ª corrida de la Feria de La Vendimia. Tres cuartos de entrada.
El cuarto, que tenía trapío, fue otro inválido y Caballero lo saludó con lances estirando la rodilla y terminó recogiéndolo. En su trasteo puso mucha voluntad y esmero por agradar a la concurrencia y si los tres primeros toros habían sido débiles, este cuarto no se podía tener en pie. Con honestidad prefirió despachar, cosa que agradeció el público. Con el segundo El Cordobés se desempeñó con monotonía y abusando del pico de la muleta. Sus mantazos de tanteo e imitaciones de naturales y seudonaturales fueron trotapases ya que al descargar la suerte el toro no le quedaba frente a la muleta y tenía que correr tras él. El público no lo tomó en serio salvo los cordobesistas que le aplaudían todo y por eso al final fue la división de opiniones.
En cambio con el codicioso quinto, que sí dio una buena pelea, vimos a un Cordobés diferente y su toreo, aunque retirado, lo hizo con aseo. Inició su faena de hinojos con tres pases por alto y después ejecutó series de naturales y de redondos y la música tocó en su honor. Estructuró su faena y pudo combinar su series con adornos. Con su habitual simpatía pudo conectar con el público que le reclamó al usía cuando no le concedió el trofeo, aunque a decir verdad, había pocos pañuelos en los tendidos. Decepcionó José Tomás
Había gran expectación por ver a José Tomás, que era la carta fuerte de esta feria, pero el gozo se fue al pozo. El torero que más triunfos ha tenido esta temporada decepcionó a la afición nimeña. A su primero lo devolvieron por inválido y el sobrero que lo sustituyó, que por cierto no se supo la procedencia de su ganadería, dobló las manos siete veces. Como no había nada que hacer, el público se lo agradeció con aplausos.
Como no salió en vena, al quererse enfrentar al bravo sexto, no pudimos disfrutar de su toreo macizo diferente al de hogaño pues no quiso ni ver a este toro y anduvo con miedo y con mucha indecisión. Su peculiar atributo de aguantar, templar y mandar con estoicismo brilló por su ausencia y realmente era un toro que debió haberse ido al desolladero sin orejas y la afición se preguntó por qué esa actitud del torero de Galapagar.
Al finalizar la corrida entre José Tomás y el presidente del festejo, Alain Massot, se repartieron los abucheos. El primero, por su falta de desempeño torero y el segundo por no haber devuelto cuando menos a tres de los cinco inválidos. Manuel Caballero se retiró con aplausos y El Cordobés fue ovacionado. La afición espera que en los siguientes festejos el ganado funcione.
Babelia
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