Las autoridades descartan un error del piloto del avión de Girona y achacan el siniestro a una suma de circunstancias
Las causas del accidente del Boeing 757 de la compañía Britannia que se salió de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Girona en la medianoche del martes están todavía por aclarar. Bajo una fuerte tormenta, el piloto decidió aterrizar pese a que había tenido que abortar un primer intento de tomar tierra y a que la torre de control le había recomendado que se dirigiese a Barcelona, donde las condiciones meteorológicas eran menos adversas. Además, la tormenta provocó algunos cortes de fluido eléctrico en el aeródromo. El siniestro sólo provocó 60 heridos leves entre los 236 pasajeros y nueve tripulantes del avión, pero pudo haber ocasionado una tragedia si los 4.000 litros de combustible que llevaba el aparato en sus depósitos se hubieran incendiado. El avión quedó partido en tres trozos tras salirse de la pista, romper las vallas de protección y recorrer más de 200 metros sobre la panza arrasando un campo de labranza. Tras él quedó una larga estela de fragmentos de metal entre los que estaban también los dos grandes reactores."Se trató de un accidente que no se puede imputar a la impericia ni a la negligencia ni a nada, fueron un cúmulo de circunstancias. Podría haber sido una tragedia si el avión se hubiese incendiado", señaló el subdelegado del Gobierno en Girona, Robert Brell. Un portavoz del sindicato de controladores aéreos también justificó ayer la decisión del piloto de aterrizar, ya que las condiciones meteorológicas en Barcelona eran muy similares a las del aeropuerto gerundense. Sin embargo, aclaró que deberá ser la compañía propietaria del avión, Britannia, quien deberá evaluar si hubo irresponsabilidad por su parte. El comandante del aparato, Noel Brendan, es uno de los heridos que permanecía ingresado ayer en el hospital Josep Trueta con heridas en la cabeza.
Cortes de luz
Brell negó además que los cortes eléctricos y las bajadas de tensión que sufrió el aeropuerto, confirmados por la compañía eléctrica ENHER, pudieran influir en el siniestro. Sobre la posibilidad de que hubieran existido apagones en las instalaciones, Patricio Ivorra, director del aeródromo, aseguró: "Dentro de los cortes que hubo esa noche, seguramente el aeropuerto estuvo sin luz, pero dentro de los límites de lo previsto por la Organización de Aviación Civil Internacional". Esta norma prevé que los grupos autónomos de suministro de energía se conecten automáticamente antes de dos segundos después de la interrupción del fluido eléctrico. En cualquier caso, un equipo de investigación de siniestros integrado por técnicos españoles de Aviación Civil, de la comisión de investigación de accidentes británica y de la compañía aérea Britannia ha iniciado los trabajos para determinar las causas del accidente.
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