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La Orquesta Sinfónica de Bilbao pretende alcanzar los 3.000 abonados en su nueva sede de Euskalduna

Duplicar el número de abonos vendidos es el principal objetivo de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) de cara a la próxima temporada. Una nueva sede (el Palacio Euskalduna de Bilbao) que duplica el aforo de la anterior (Teatro Ayala), una junta rectora renovada, un nuevo director artístico, una programación novedosa y una política de precios continuista son los instrumentos para lograrlo. Todo ello absorbe 800 millones de pesetas, un presupuesto que cubren en su mayoría el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación foral de Vizcaya. Entre otras actuaciones, la BOS permanecerá ocupada, a partir del próximo 23 de septiembre, y durante los nueve meses siguientes, con 40 conciertos de abono, diez conciertos de cámara, tres actuaciones en la temporada de zarzuela, nueve en la de ópera y cinco conciertos didácticos, modalidad esta última de la que la orquesta bilbaína se proclama precursora y en la cual han participado más de 76.000 jóvenes desde 1984. Dichas actuaciones se celebrarán en su mayoría en el Euskaduna y en el Teatro Arriaga, aunque la orquesta también interpretará diversas piezas en otras localidades vizcaínas, en Rentería y en dos destacados foros madrileños: el Auditorio Nacional y el Teatro Real. Además, la agrupación procurará encontrar un hueco, cuando se encuentre suficientemente rodada, para grabar un disco. Entre los rasgos de la nueva programación, el reciente director artístico, Juan José Mena, destaca su carácter innovador, algo que no asusta a los intérpretes. "La orquesta está ilusionadísima con el proyecto, porque siempre es bueno abrir las miras, intentar observar más lo que hay delante. Ellos saben que la música que he presentado para esta temporada es novedosa, bellísima y de gran exigencia también. Además, los retos son los que hacen crecer a las orquestas y el pensar que tienen que tocar música de la no habitual es a veces un elemento de vitalidad y de energía creadora", describe el ex director asociado de la Orquesta Sinfónica de Euskadi antes de reparar en que no todo va a ser nuevo. "He intentado hacer una programación equilibrada entre los nuevos retos y los antiguos". De ese deseo de armonía ha surgido un programa en el cual destacan una representación de los principales compositores vizcaínos (Achúcarro, Bernaola, Larrauri) y franceses (Debussy, Ravel, Saint-Saëns), así como un intento de renovación a través de asimilar un lenguaje intrincado en el romanticismo (Haydn, Bach, Mozart, Mendelssohn, Schubert) y en la escuela de Viena (Berg, Mahler, Zemlinsky). "Euskalduna ha supuesto para nosotros el pasar de 1.600 abonados a poder tener 3.000, o quizá 4.000 el año que viene, y el tener una sala en la que el trabajo musical va a ser bueno", señala Gorka Robles, director general de la BOS, respecto a la nueva sede. "Tenemos un auditorio con cualidades acústicas para poder hacer buenos conciertos y un diálogo abierto con el Euskalduna y con la Diputación; las posibles carencias que podía haber ya están solucionadas. Para nosotros esta nueva sede supone el estar bien preparados para poder avanzar".

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