Andalucía vuela alto
Arriba, abajo, picado, tonel y pirueta. Los más prestigiosos pilotos de vuelo acrobático del mundo disputan en Córdoba desde el pasado día 3 de septiembre el Campeonato Europeo de la modalidad. Medio centenar de deportistas, llegados de 11 países, rivalizan por alzarse con el máximo galardón continental. Entre ellos, el equipo español con sus cuatro representantes: tres en competición, y el cuarto, el valenciano Sergio Pla, dentro de la organización como piloto de pruebas para que los jueces unifiquen criterios. El certamen actual sirve de preparación para los II Juegos Aéreos Mundiales que se disputarán en Andalucía en el año 2001. Un total de 12 ciudades andaluzas acogerán las diferentes sedes del mundial dando cabida a 50 campeonatos distintos de las diversas categorías de deportes aéreos. El papel desarrollado por el momento por la selección española, a la espera de que hoy se conozcan los resultados finales, ha cubierto la previsiones más optimistas. A falta de un vuelo, en el día de ayer, el español Ramón Alonso, campeón nacional desde 1988, ocupaba el segundo puesto de la calificación, precedido por el ruso Mikhail Mamistov. Pero eso no es todo, además de la previsible plata del español, el equipo nacional podría alzarse con el tercer puesto en la clasificación por países. Todo un hito para España sólo comparable al titulo mundial obtenido a finales de los sesenta por el mítico Tomás Castaño, según explican los entendidos. Pese a todo, los entendidos en Córdoba, como en el resto del país, son pocos, ya que éste no deja de ser un deporte para una minoría, que cuenta, eso si, con la curiosidad de la gran mayoría. Como prueba, baste la concentración de personas que se dio cita ayer en el aeródromo cordobés. El atractivo de los aviones, unido al carácter festivo de la jornada, congregó en las instalaciones a al menos 300 personas. Con todo, la avalancha de espectadores se espera en el fin de semana. Mañana viernes, los mejores pilotos del campeonato tendrán oportunidad de mostrar sus habilidades en el programa de prueba libre, ya fuera de la competición. Al día siguiente, el aeropuerto de Córdoba acogerá una demostración de vuelos de exhibición abierta gratuitamente a todo el público. Pero, cuánto cuesta uno de estos juguetitos, cuánto gasta o cómo llegar a pilotarlos. Castor Fantoba, piloto del equipo nacional, reconoce que es un deporte caro no apto para todo los bolsillos. Según explica, el avión con el que compite, un Sukoy 29, es de su propiedad, y no, como cabría pensar, de la Federación Española de Vuelo. El aeroplano le costó 24 millones de pesetas en el mercado de segunda mano, con un precio de venta al público en la tienda de unos 34 millones de pesetas, más gastos de envío, que en este caso suponen un viaje a Londres, sede de la marca fabricante de los aeroplanos. Cada uno de estos aparatos consume unos dos litros de gasolina de aviación por minuto de vuelo, con un precio por litro que oscila entre las 100 y las 180 pesetas dependiendo de si se cuenta con la excepción fiscal correspondiente por la acreditación de deportista de élite. Todo ello arroja un consumo de entre 12.000 y 21.600 pesetas la hora de vuelo, al margen de revisiones y otros gastos de mantenimiento. Respecto al aprendizaje, y junto a las pocas ayudas de la administración, ésta es una de las principales quejas de los pilotos. En España, no existen estudios oficiales, sólo tres clubes privados -Madrid, Valencia y Barcelona-enseñan esta disciplina lo que la hace aún más exclusiva. No obstante, Fantoba anima a participar. Sin duda, merece la pena.
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