_
_
_
_
_

Miles de personas acompañaron a la familia de Laura Orue en el funeral

VIENE DE LA PÁGINA 1 Muchos jóvenes. Numerosos amigos y conocidos. También compañeros de clase de la Escuela de Magisterio, donde estudiaba Laura Orue. Gente mayor con lágrimas en los ojos y voces quedas. La familia rota. Todos compartiendo el dolor y una pregunta que todavía no ha encontrado respuesta: ¿por qué murió una chica de 21 años? "Por qué" eran las dos palabras más repetidas ayer en el funeral multitudinario que se celebró en la parroquia San Bartolomé Apostol de Miraballes. Los alrededores de la Iglesia empezaron a llenarse de gente media hora antes de la hora prevista. Una pareja de jóvenes con el rostro compungido portaba un ramo de flores con una cinta en la que se leía "tus primos". Cuando se oyó el doblar de las campanas, a las siete y media en punto de la tarde, se permitió la entrada al recinto religioso. El féretro con los restos mortales de Laura Orue fue introducido por un grupo de jóvenes. Detrás, numerosas coronas y ramos de flores que habían sido retiradas del coche fúnebre que precedía a la comitiva. El acto religioso fue concelebrado por varios sacerdotes y cientos de personas tuvieron que seguirlo fuera de la iglesia. Después, el cuerpo recibió sepultura en el cementerio de Miraballes. El Ayuntamiento de esta localidad suspendió ayer por un día las fiestas del pueblo en solidaridad con la familia de la joven muerta. Mientras se celebraba su funeral, en las calles próximas se asomaban las atracciones de las barracas y algunos farolillos de colores suspendidos en el aire. "Si no estuviera muerta, seguro que hoy habría venido a divertirse a las fiestas, como trató de hacer el día que la mataron", comentaba una adolescente. Y es que en Zeberio, Miraballes y pueblos de alrededor nadie duda de que a la joven la mataron. Sin embargo, las incógnitas sobre el suceso siguen sin resolverse. La Ertzaintza prosigue la investigación en el entorno de amistades y conocidos de Laura. Desde el principio de la desaparición y después, tras el hallazgo del cadáver, las pesquisas van dirigidas a conocer quién acompañó a la joven en su coche. La Ertzaintza trata de averiguar si fueron una o más personas. La zanja de 1,50 metros de longitud y 50 centímetros de profundidad en donde reposaban los restos de la chica lleva a sospechar que pudieron ser dos los acompañantes. A la incógnita se vino a añadir la falta de resultados concluyentes de la autopsia. Según los detalles que trascendieron ayer, el examente forense no precisa la causa del fallecimiento y sólo confirma que Laura no sufrió agresión física ni fue violada. El Instituto de Toxicología de Majalahonda analizará las vísceras de la joven en busca de las claves de su muerte.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_