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Ni una pista fiable en siete años de búsqueda

Ni una pista fiable después de casi siete años. Gloria Martínez Ruiz desapareció la madrugada del 30 de octubre de 1992 de la clínica psiquiátrica Torres de San Luis, en L"Alfàs del Pi. Llegó pocas horas antes, de la mano de sus padres. Allí quedó ingresada, al menos hasta la 1.30 horas de la madrugada, cuando arrancó el misterio. Los responsables de la clínica se apresuraron a comunicar que la joven había escapado tras burlar la vigilancia de las enfermeras. Saltó un muro y se perdió en la oscuridad de la noche, aseguraron. Los padres nunca han creído esa versión. Llevaron ante los tribunales a los titulares de la clínica, pero la falta de pruebas aconsejó a los jueces el archivo de la causa. Tras la extraña desaparición, la Guardia Civil y cientos de voluntarios escrutaron una y otra vez las inmediaciones de la clínica. Ni rastro. En julio de 1993 se removieron los vertederos incontrolados de La Nucía, localidad próxima al centro sanitario. Ni una huella. Antes, el 23 de marzo, el juez había ordenado la reconstrucción del caso. De poco sirvió, salvo para constatar que la joven estuvo atada a la cama de pies y manos durante las primeras horas de internamiento, y para verificar que a Gloria le inyectaron durante esa noche cuatro dosis de 75 miligramos de potentes sedantes (haroperidol, largartil y sinogal). Con el paso del tiempo las investigaciones se diluyeron hasta su archivo, en octubre de 1996.

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