Kárpov y Kaspárov se añoran
Los dos grandes rivales de otro tiempo encuentran ahora dificultades para centrar el interés mundial del ajedrez
Se odiaban tanto como se necesitaban, y ahora se ve por qué. Desaparecidos los factores extradeportivos que propiciaron premios multimillonarios para los duelos entre Anatoli Kárpov y Gari Kaspárov, éste no se enfrenta al indio Viswanathan Anand por falta de patrocinador. Mientras tanto, Kárpov busca en los tribunales el dinero y los privilegios que ya no logra ante el tablero. El éxito y el fracaso se mezclaban en el semblante de Kaspárov cuando habló con EL PAÍS la semana pasada en Londres. El número uno -etiqueta que nadie discute- expresó su alegría por el gran éxito de la partida que disputa por Internet contra aficionados de 79 países.
Una portavoz de Microsoft aseguró que varios millones de personas han votado en algún momento para elegir las jugadas del equipo mundial y que la media de conexiones diarias supera las 200.000. "La calidad y la complejidad de esta partida superan con creces a lo que puede producir la mejor computadora", sentenció Gari Kaspárov.
El ajedrecista ruso, de 36 años, bajó la voz para reconocer el fracaso en cuanto al anunciado duelo frente a Anand para este otoño con 480 millones de pesetas en premios: "El acuerdo de patrocinio estaba verbalmente cerrado con una multinacional de computadoras que se retractó cuando sólo faltaba la firma. Soy optimista para el año 2000.
Ya hay negociaciones en marcha", añadió. Contrariamente a lo que hizo el español Alexéi Shírov hace un año, en una situación similar, el indio ha blindado el contrato con una altísima indemnización en caso de que el duelo no se celebre, según fuentes de su entorno.
Críticas al Mundial
Como siempre, Kaspárov echó pestes contra la Federación Internacional (FIDE), presidida por el magnate ruso Kirsán Iliumyínov. Pero no disimuló su satisfacción por el sorprendente triunfo de su compatriota Alexánder Jálifman en el reciente Mundial de Las Vegas, dado que una victoria de los grandes favoritos -Shírov y el ruso Vladímir Krámnik- hubiera embrollado aún más su situación de rebeldía. La ausencia de Kárpov en Las Vegas, debida a que la FIDE no le pagó un dinero que él pidió, es el penúltimo capítulo de un culebrón que empezó en enero de 1998, con la victoria del ruso sobre Anand en la muerte súbita del Mundial de Lausana (Suiza), cuyos pormenores ocuparían decenas de folios. Kárpov logró mantener entonces los privilegios históricos del campeón de la FIDE para un duelo de evidente desigualdad: Anand acababa de ganar un agotador Torneo de Candidatos en Groninga (Holanda) mientras Kárpov se entrenaba en Gran Canaria. Pocos meses después de su triunfo, Kárpov bajó al 9º puesto del escalafón internacional.
Ahora, a los 48 años, Kárpov ha presentado una demanda contra la FIDE en el Tribunal Deportivo de Arbitraje de Lausana, mientras Juan Antonio Samaranch e Iliumyínov negocian la inclusión del ajedrez en próximas ediciones de los Juegos Olímpicos. Bajo el argumento de que las fechas de Las Vegas coincidieron con otros compromisos que él dice haber contraído antes del anuncio del Mundial, Kárpov exige 1,3 millones de dólares (unos 200 millones de pesetas) y un duelo con Jálifman en el plazo de seis meses.
Si el tribunal le da la razón, el ex campeón cobrará más del doble de lo percibido por Jálifman (85 millones) después de un mes de yudo mental. Kárpov logró su primera corona en 1975 por incomparecencia del estadounidense Bobby Fischer, enfrentado con la FIDE. Después hiló durante diez años los triunfos que le convirtieron en uno de los mejores de todos los tiempos. Entonces llegó Kaspárov, con el que protagonizó la mayor rivalidad en la historia del deporte. Y ahora intenta sacar fruto de los residuos de su gloria.
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