La policía británica pide penas de 5 años en caso de alboroto en los aviones
La medida permitiría detener a los pasajeros violentos inmediatamente tras el aterrizaje
La policía británica ha pedido al Gobierno que reforme la legislación y convierta en delito la cólera aérea, la actitud violenta de algunos pasajeros que pone en peligro la seguridad de los vuelos comerciales. Esta nueva forma de transgresión es considerada hoy en el Reino Unido una falta que se castiga con 2 años de prisión, a redimir en libertad condicional. Según los agentes, sólo aumentando la pena a 5 años podrán ser detenidos y encarcelados estos pasajeros. El exceso de alcohol, la prohibición de fumar y el veto al uso de teléfonos móviles han provocado ya varios conflictos en el interior de las cabinas, por culpa de viajeros airados que han agredido a la tripulación. El Ministerio de Transporte, que está revisando la petición, ha reconocido que elevar la pena ayudaría a detenerles en cuanto aterricen.
El más reciente de los transgresores es David Reilly, un empresario británico de 40 años. Después de beber en exceso en el vuelo de regreso a Londres desde Normandía (Francia), acabó sujetando por el cuello a la piloto del aparato. Según él, estaba "algo alegre" y se puso a juguetear buscando su teléfono portátil. Pero el fiscal le acusa de ser un "auténtico estúpido" por haber golpeado a la piloto, que tuvo que empujarle para quitárselo de encima cuando sobrevolaban el Canal de la Mancha. Poco después de aterrizar en Southhampton, al sur de Inglaterra, Reilly siguió bebiendo en el bar de la terminal.
Casos como éste son los que ponen a la policía en un aprieto. El juicio contra el empresario no ha concluido, pero su conducta "grosera y peligrosa" merece una pena máxima de 2 años. Teniendo en cuenta que los tribunales suelen ordenar la remisión de la misma en régimen de libertad condicional, la policía preferiría contar con una legislación más contundente.
"Aumentar a cinco años las penas por estos incidentes nos facultaría para detener al autor nada más aterrizar. Hasta que eso no ocurra, es como si estuviéramos de manos atadas. Se pueden poner denuncias, pero para detenerles en tierra haría falta que cometieran un delito en pleno aeropuerto", ha dicho Mike Alderson, jefe de la policía destacada en el aeropuerto londinense de Gatwick.
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