Hallado nueve kilómetros río abajo el bebé que se llevó la riada de Ávila

El cuerpo del bebé de 14 meses que fue arrancado por las aguas de los brazos de su padre tras la súbita crecida de un arroyo en Mediana de Voltoya (Ávila) fue localizado ayer a nueve kilómetros del lugar de la tragedia. Los hermanos Lidia y Fernando Aguilar y Jesús Tapia, de 39 años, fallecidos tras la tromba de agua, fueron enterrados ayer. Mientras, el pueblo abulense de El Herradón de Pinares intentaba recuperarse de la devastación provocada por la fuerte riada del miércoles.

El cuerpo sin vida del pequeño Fernando, de 14 meses, fue hallado a las 10.50 de ayer tras una intensa búsqueda en la que participaron unas 100 personas. El cadáver estaba enganchado en la raíz de un árbol, fuera ya del arroyo Ciervo (una de las dos escorrentías que se desbordó), en el río Voltoya, en el paraje de Aldeagordo, término municipal de Tolbaños.Fernando Aguilar Sánchez y su hermana Lidia, de 2 años, cuyo cuerpo fue encontrado el jueves, fueron despedidos en un funeral celebrado en la Catedral de Ávila a las 18.00. También fue enterrado ayer en Sanchidrián Jesús Tapia Escudero, el hombre de 39 años que fue arrastrado por las aguas dentro de su coche cuando la riada cruzó la Nacional 110 (Soria-Plasencia) por Berrocalejo de Aragona.

La riada tuvo su origen en la fortísima tormenta que cayó en la zona del Alto de Valdelavía (1.448 metros de altura), cerca de La Cañada, donde la tromba provocó un verdadero desastre en la línea férrea Madrid-Irún, que tardará al menos 20 días en volver a la normalidad. El agua se acumuló en las gargantas del arroyo Ciervos, hacia el norte, y en el arroyo Gaznata, hacia el sur, hasta que se desbordó por la noche.

El Gaznata, un cauce habitualmente tranquilo, fue el que destrozó El Herradón de Pinares, de unos 500 habitantes. "No tenemos pueblo, muchos no tienen casa", decía una vecina del pueblo, situado en una hondonada a poco más de 20 kilómetros de la capital abulense. "Mucha gente tuvo que salir de sus casas por el tejado, otros a cuestas... Se han roto cuatro puentes...", agregó un vecino tras restablecerse la comunicación telefónica y el suministro eléctrico. "Muchos se han quedado sin casa... En la mía están durmiendo los vecinos incluso en el suelo porque no tenemos camas suficientes", añadió.

Los responsables de la Administración en Ávila decidieron ayer la instalación en el pueblo de módulos con lavabos, aseos y duchas, y la contratación de empresas que limpien las calles del pueblo. Cientos de cabezas de ganado fueron arrastradas por la crecida del arroyo y sus cuerpos llegaron hasta la cola del embalse del Burguillo, que dista alrededor de diez kilómetros del pueblo, por lo que ayer tarde comenzaron las trabajos para extraer a las terneras y chotos del agua ante el peligro de contaminación. En principio se había previsto la recuperación de medio millar de animales. Las reses serán enterradas con cal viva para evitar los efectos perniciosos de la putrefacción.

La N-110, que quedó cortada entre Ávila y Villacastín por un profundo socavón de 50 metros, fue abierta a la circulación de vehículos a primera hora de la tarde tras un laborioso trabajo de relleno del boquete.