Cascamorras
NEGRITASLas profesiones más sufridas no suelen estar remuneradas. Por ejemplo, la de mártir o la de santo estilita. Si lo estuvieran, las nóminas serían incalculables, o se deberían aproximar a las de El Juli o las del tenista Sergio García que en cuatro meses ha ganado 153 millones de pesetas. Pero no es menester remontarse al martirio del santo Niño Tarsicio para encontrar una vocación peligrosa y meritoria sin retribución. Jesús Samaniego escogió en 1992 la profesión de Cascamorras. El Cascamorras es un tipo que todos los años es enviado desde Guadix a Baza con el propósito de robar la Virgen de la Piedad. Como no lo consigue, pero insiste con una obstinación malsana en su propósito, cada mes de septiembre es aporreado, emplumado y embadurnado con pintura, tanto en Baza como en Guadix, por la muchedumbre que participa en este insólito y pacífico festejo. Un profano opinará que las únicas aptitudes necesarias para representar al Cascamorras son la resistencia y la templanza. Sin embargo, Samaniego ha demostrado en los seis años que ha sufrido voluntariamente la doble persecución que el Cascamorras puede ser un vulgar pegapases o un Curro Romero. José Luis Hernández, alcalde socialista de Guadix, ha declarado con una devoción taurina que Samaniego es "el Cascamorras que todos llevamos en el corazón". Otros juran que la faena de Samaniego rebosa emoción y arte. Como los toreros que tras ser horrorosamente vapuleados rechazan las ayudas de los monosabios y porfían en seguir exponiendo el cuerpo, Samaniego un año tiró la férula de escayola que le habían colocado y echó a correr por los montes para que lo atropellaran en Baza como manda la tradición. Este año el hermano mayor de la Hermandad de la Virgen de la Piedad ha acordado sustituir a Samaniego transitoriamente por un individuo que prometió a los cielos someterse al dócil apaleamiento si le concedían cierto favor sobrenatural. Algo así como sustituir a Curro Romero por un novillero. El escándalo ha sido mayúsculo y los que avalan la maestría con que Samaniego soporta a la multitud y se deja pringar con betún han amenazado con boicotear la fiesta. Samaniego, por su lado, llora desconsolado porque este año igual no le zurran. ¡Para que nos quejemos los que acabamos de terminar las vacaciones! ALEJANDRO V. GARCÍA
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