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EL PROCESO DE PAZ

"Algunos del PNV han querido canalizar un proceso de paz podrido y sin contenido"

Texto del comunicado en el que ETA hace balance del año de tregua

ETA, a través de este documento, desea dar a conocer a la sociedad vasca la reflexión que realiza sobre la situación que vive Euskal Herria.Pronto se cumplirá un año desde que ETA puso en marcha su propuesta a través del alto indefinido de toda acción armada. Sobre los factores de aquella época que hicieron posible esa iniciativa subrayamos como el más importante la valentía de la izquierda abertzale: gracias a la lucha de muchos años ha sabido defender y construir este pueblo, incluso en las condiciones más difíciles. Por tanto, gracias a este trabajo de resistencia, hemos agotado el marco jurídico-político que quería enterrar para siempre el futuro de Euskal Herria (...).

En estos últimos 20 años, los estatutos de La Moncloa han servido para calmar a algunos abertzales conformistas, como una inevitable elección entre lo "malo" y "lo que podría ser peor", o como un instrumento de engaño de muchos abertzales. Euskal Herria necesita algo diferente. De hecho, lo necesitaba hace tiempo, pero al parecer aquellos que hasta el veranos pasado deseaban que los ciudadanos vascos vivieran cómodamente en el statu quo franco-español también se dieron cuenta de que por ese camino llegaba la perdición de Euskal Herria. Y ahí la novedad: la existencia de una nueva oportunidad de obtener un nuevo marco jurídico-político a través de la unión de las fuerzas de Euskal Herria tras 20 años.

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Como consecuencia de esa esperanza, ilusión y análisis político, ETA dio comienzo a su camino con la intención de dar un impulso al retraimiento de otros agentes políticos y sociales de Euskal Herria, con la creencia de que se daban las condiciones para una nueva situación política. (...) El principal exponente de todo esto es el importante acuerdo firmado en un principio en Lizarra y después en Garazi, superando de esta forma la oscura época de Ardanza y Ajuria Enea.

En qué se ha ido el año

La primera característica del proceso que comenzó hace un año es la esperanza e ilusión creadas. Las renacidas ilusiones dadas en Euskal Herria confirmaron el análisis político anterior a esta iniciativa y la fuerza que en sí tiene la sociedad vasca. Esa fuerza ha quedado patente, y la creencia de que se puede lograr la libertad de la sociedad vasca se ha impuesto y extendido (...).Deberíamos decir que el proceso iniciado se encuentra en una situación de indefinición pese a que ETA ha planteado las razones de su postura y su camino a seguir. Han sido muchos los pretextos que se han puesto encima de la mesa para desprestigiar y ralentizar el proceso político. Se ha echado una y otra vez agua helada a la alegría que ha surgido en la sociedad, a las ganas de vivir.

Con sus dudas, con su desgana, los políticos profesionales han demostrado su incapacidad para guiar el proceso. Se han hecho muchos intentos para volver a la situación anterior al 18 de septiembre pasado, dejando de lado la construcción del pueblo, la construcción de Euskal Herria. Y algunos del PNV, que deberían haber sido impulsores de este proceso y trabajar intensamente por él, han querido canalizar un proceso de paz podrido y sin contenido. Y para eso, esos supuestos abertzales han amparado vergonzosamente su tibieza y pusilanimidad en el inmovilismo de Francia y España y en acciones que reflejan la inquietud que viven muchos ciudadanos vascos.

La pregunta no era qué iban a hacer el PP o el PSOE. La cuestión del proceso iniciado el 18 de septiembre no es qué iban a hacer nuestros enemigos de siempre. Eso se sabía desde el principio, aunque las sorpresas eran bienvenidas. La cuestión era ver hasta dónde llegaría el cambio de postura de quienes estaban a favor de ese marco jurídico-político contrario a Euskal Herria (...).

De todas formas en este año pasado se han dado dos etapas distintas. La primera, hasta la creación de la Asamblea de Representantes de los Municipios Vascos cuando, además de consensuar las bases políticas y la metodología para superar el conflicto, guiados por la ilusión y la alegría de una mayoría amplia de la sociedad vasca, se hizo frente al camino de la construcción nacional (...).

La creación de la asamblea trajo consigo un cambio cualitativo: se creó la primera institución nacional de la historia reciente. Lo que no era más que un comienzo estaba [ya] congelado para el 7 de febrero.

Después, a pesar de dar una amplia respuesta a algunos ataques de los estados francés y español, el proceso político se quedó preso de la confrontación electoral. Después de las elecciones del 13-J, fue a peor, en lugar de encaminar el proceso con nuevas fuerzas, han aparecido posturas preocupantes, a saber: gestos claros de retroceso. Ahora, el apoyo que ha demostrado la izquierda abertzale les ha dado pavor a los jefes de Estado y a sus "chicos ciegos".

La izquierda abertzale lo ha puesto todo y más en este proceso. Además, hay que decir que lo ha hecho con toda la humildad y con todo el gusto. Aunque no se ha quitado el sufrimiento de encima, ha buscado posturas de consenso con el corazón abierto, y el pago a esa postura por parte de algunos ha sido intentar fortalecer ese marco político que está podrido.

Todavía le resulta fácil ir en contra de los gudaris que están a favor de Euskal Herria. ¡Qué fácil es mandar a los presos vascos a manos de sus verdugos!, dejar a los familiares a expensas de los accidentes que pueden traer consigo la dispersión y el alejamiento, y querer recuperar la posición política central con la excusa de que el Gobierno del PP no quiere hacer nada.

Es insultante y vergonzoso que se utilicen algunas formas de expresión de la lucha del pueblo para presionar a la izquierda abertzale cuando siguen en pie los instrumentos de violencia de los estados francés y español, cuando siguen activos. Nadie -se entiende que excepto la izquierda abertzale- ha dicho nada sobre esa violencia de décadas y siglos.

Ya está bien de poner excusas ante las acciones que manifiestan la inquietud de muchos y muchos vascos, pues la situación que vivimos hasta el 18 de septiembre era también consecuencia de la postura inflexible de los políticos que se tranquilizan con el micrófono. En eso están hoy algunos, echando aceite hirviendo al fuego que no se ha apagado.

A dónde vamos

Como en cualquier lucha, nada es blanco ni negro. Lo que ha adelantado Euskal Herria este año es mucho. Ha sacudido la situación política y se ha situado en la dirección para superar el conflicto y eso no es poco, a pesar de que se podía haber adelantado más, si algunos que han sido compañeros en este camino no hubiesen andado arrastrándose y de mala gana.Ahora estamos en un momento crítico: podemos seguir adelante y llevar el proceso hasta el final, o ver, sin hacer nada, cómo se pudre la situación, destrozando totalmente el camino andado.

Hay fuerzas más que suficientes en la sociedad vasca para continuar con el proceso iniciado, para aclarar el proyecto político y para encaminarlo. Además de tener ganas e inquietud, hay posibilidades para lograr los objetivos que tanto deseamos. Para eso será necesario dejar de lado la indefinición que ha sido tan dañina este año, y hacer frente al proceso con fuerzas nuevas, informando a la sociedad de por dónde van a ir los próximos pasos.

Pero Euskal Herria no puede construirse bajo las condiciones de hoy en día, los obstáculos son demasiado grandes. En otras condiciones, en unas condiciones democráticas, no cabe duda de que habrá fuerza y sabiduría política suficiente para construir Euskal Herria. Hay que dar pasos decisivos cuanto antes para lograr esas condiciones democráticas.

Por lo tanto, todos debemos darnos cuenta de esta situación de riesgo y caminar con la coherencia que exige. No se puede alargar esa situación de "impasse" y se debe proponer y poner en marcha, sin perder el tiempo, una propuesta para superar la actual situación jurídico-política. Seria una irresponsabilidad impresionante tirar a la basura la ilusión creada en la sociedad vasca por anteponer cada uno sus intereses. Otra vez, los deseos y las oportunidades no son suficientes. También se necesitan proyectos concretos. La izquierda abertzale hace tiempo que mostró su propuesta política, que consiste en dar la palabra a Euskal Herria y en poner todos los medios para que sea respetada. Pero esa propuesta no es patrimonio de la izquierda abertzale, sino que se la ha mostrado a la sociedad vasca y ésta la ha hecho suya. Ése es un concepto que nadie puede negar, salvo quienes quieran imponer la realidad opresora de Francia y España.

Estamos hablando de la democracia vasca, y como en todas las democracias, también Euskal Herria necesitará de su propia constitución, la que legalizará esa situación democrática. Pero una constitución no es sólo un documento que reúne unas leyes sino que es una estructura institucional y política que construye y funciona en la práctica.

Para llevar ese proceso adelante, para construir la democracia vasca, Euskal Herria necesita su propia representación institucional, que será nacional y soberana. Euskal Herria necesita su propio parlamento nacional. Y para eso se deberán poner en marcha, cuanto antes, los medios y procedimiento democráticos imprescindibles. Sería un paso importante y decisivo el que encaminara hacia la superación del conflicto y llevara al proceso constituyente, con la participación de toda la sociedad. Por tanto, llamamos a los vascos a hacer frente con ánimo a ese reto y a que continúen en la lucha por liberar a Euskal Herria. El futuro es del pueblo vasco.

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