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SEVILLA99 Ecos de la prueba de la velocidad

Las zapatillas más rápidas del mundo

La ingeniería y la biomecánica cuidan del calzado que usa el plusmarquista de los 100 metros

Santiago Segurola

Cuando un atleta alcanza la cima de su especialidad, se le abre un mundo inaccesible para la mayoría de sus colegas. No sólo en cuestiones relacionadas con el dinero y con la popularidad, también con los medios que se ponen a su disposición para preservar su privilegiada posición. Maurice Greene refleja perfectamente lo que le sucede a un plusmarquista mundial, estadounidense para más señas (con todo lo que eso significa en el mercado publicitario). Y además con el añadido de ser el hombre más rápido del mundo. A su alrededor todo está preparado para mantenerle en la cumbre y favorecer aquello que le caracteriza: su velocidad.Toby Hatfield es un diseñador de zapatillas para atletas. Mitad zapatero, mitad ingeniero. Un artesano muy especial, encargado de idear el calzado más conveniente para Maurice Greene, una zapatilla que se adapte a sus cualidades como velocista y que, si es posible, le ayude a ganar alguna centésima, alguna milésima, lo que sea, pero que haya ganancia. Hatfield trabaja a las órdenes de Simon Taylor, jefe de diseño de la compañía Nike. La base de operaciones de ambos es Beaverton (Oregon), donde está radicada la casa matriz de su empresa. Durante los últimos dos años han trabajado en conseguir el diseño adecuado para los eléctricos pies de Greene. Lo que ha surgido es una zapatilla de colores fosforecentes (rojo, amarillo y verde) que pesa 200 gramos y que tiene un carácter singular: sólo las usa Greene. De ahí el ribete cosido en uno de los laterales: "Mo". Con esas zapatillas venció Mo Greene en la final de anteayer.

A pesar de su ligereza, las zapatillas de Greene pesan casi el doble de las utilizadas por Carl Lewis en el Mundial de 1991, cuando batió el récord del mundo con 9,86 segundos. Las de Lewis pesaban 116 gramos, y eran de usar y tirar. "Sólo se podían utilizar en una carrera", dice Hatfield. Se diría que las de Greene tienen una mayor esperanza de vida: cuatro carreras. Las diferencias entre las que usó Lewis en Tokio respecto a las de Greene no radican únicamente en el peso. La estructura de cada una de ellas apenas guarda relación en el diseño y en los componentes.

"Aunque es más bajo que Lewis (1,76 frente a 1,86), Greene es más potente, más grande. Sólo por eso ", continúa, " necesita otro tipo de calzado, una estructura que le permita aprovechar lo mejor posible su forma de pisar sobre la pista. Greene pisa con más potencia que Lewis y con un ángulo diferente cuando contacta con el suelo".

Mo golpea el suelo como un martillo, con una proyección descomunal de watios. Lewis tenía una pisada más deslizante. Michael Johnson, otro sobre el que se trabaja intensivamente en el diseño de sus zapatillas, tampoco se parece al plusmarquista mundial de 100 metros. Aunque Johnson es un atleta de 200 y 400 metros, nadie ha alcanzado una media de velocidad más alta que él. En Atlanta corrió los 200 metros en 19,32s, con una media de 9,66 segundos en cada 100. Sin embargo por su estilo, menos abrasivo que el de Greene, su calzado es diferente. Cada una de sus zapatillas pesa 125 gramos (75 menos que las de Greene) y el tejido es más sedoso. "A Johnson se le notan las marcas de los dedos cuando corre", dice Hatfield. Y añade: "Es un atleta que ha tenido propensión a las lesiones musculares y debemos cuidar muy bien el diseño para que no se produzca ningún tipo de desequilibrio cuando corre".

A Greene no se le notan los dedos cuando avanza. Sus zapatillas parecen robustas, muy armadas, dispuestas a resistir los martillazos del mejor velocista del mundo contra la superficie. Por sus características, su rotunda pisada apenas deja aire entre el talón y el suelo. El ángulo entre las dos resultantes es muy pequeño, razón por la cual Greene hace un fortísimo apoyo contra la parte central de la suela. Esa parte de sus zapatillas está reforzada especialmente. Se trata de un pequeño tocho de nailon plastificado, muy rígido, casi una piedra debajo de su pie. De esa manera se mejora el efecto rebote en el contacto con la pista, contacto instantáneo, de apenas 80 milésimas de segundo. En el caso de Lewis, como en el de Michael Johnson, su calzado no sólo era más ligero; también mucho más flexible.

"Greene tiene unos pies muy grandes para su estatura. Necesita más superficie en la planta de sus zapatillas para guardar el equilibrio que se requiere al correr tán rápido", dice el diseñador norteamericano. "Hasta que conseguimos la zapatilla que queríamos, tardamos 18 meses. Durante ocho sesiones, estuvimos grabando su manera de correr. Con una cámara nos fijábamos en las prestaciones de su cuerpo. Con otra, nos dedicábamos a recoger toda la información sobre su manera de golpear la pista con el pie".

La cámara grababa a una velocidad de 500 fotogramas por segundo, de tal manera que ningún detalle pasó inadvertido para las 12 personas que tenían encomendado el trabajo de construir una zapatilla especial para el hombre más rápido del mundo. "Cada atleta tiene unas características propias. Por ejemplo, observamos que Michael Johnson pone el pie izquierdo casi perpendicular a la línea que traza su cuerpo en las curvas, cuando corre los 200 metros. Es algo insólito porque requiere de un tobillo que es casi goma. Lewis no podía hacerlo. Sus pies seguían la dirección que marcaba su cuerpo".

Todos los detalles de Greene han tenido respuesta en su zapatilla. Decía Valentín Rocandio, responsable del área de velocidad de la Federación Española, que cuando el estadounidense pisa contra la superficie, tira el pie con la máxima fuerza hacia adelante, para producir un efecto cepillo. Las cerdas del cepillo quedarían alineadas hacia adelante, para impulsar mejor. Las zapatillas de Greene, que cuentan con ocho clavos frente a los 10 de las de Marion Jones, contienen una multitud de pequeñas púas de goma, que generan ese efecto cepillo. Todo dispuesto, en suma, para que a Greene no le falte ayuda en la caza de récords.

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