Al volver de vacaciones, fuera el miedo

Hay personas que añoran acabar las vacaciones porque son adictas al trabajo y se aburren, aunque la mayoría de los humanos daría cualquier cosa por retrasar su regreso. Entre ambos extremos se esconden los conflictos. Y de eso se trata: de averiguar dónde están y por qué ocurren; luego habrá que resolverlos. Las depresiones post vacaciones están a la orden del día, según los médicos. Inés Martín Durán, psiquiatra en el Área de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, opina que, "para que la vuelta al trabajo no sea traumática se debe comprender y aceptar la realidad que ha de afrontarse". Cualquier adulto sabe que su regreso a la actividad laboral es necesaria. Hay muchas razones para explicar este regreso: se trata de buscar las que son más positivas y con ellas reforzar la actitud ante la vuelta. Gracias al trabajo, puede pensarse, se vive mejor. Lo peor es cuando la situación laboral es conflictiva. "Lo que debe hacerse en ese caso", comenta la psiquiatra, "es averiguar por qué ocurre, y tratar de ponerle remedio. La depresión no es más que la consecuencia de un problema más profundo, que está sin resolver; nadie se deprime por tener que trabajar", concluye. Es un error dejar las cosas "para mañana". Lo que resulta patológico es la obstinación por "no volver" cuando "la realidad es que se ha vuelto", explica Martín Durán, que insiste en señalar que detrás de estas actitudes "de rechazo" siempre subyacen conflictos personales más profundos. El inconsciente tiene infinitos trucos para guiar al individuo en contra de lo que le cuesta. "De alguna forma, siempre estamos huyendo de nosotros mismos", insiste Martín Durán. "Por eso cuesta tanto volver de vacaciones, porque hay cosas en nosotros a las que no queremos enfrentarnos". "Pero, si el descanso ha sido bueno, la vuelta ha de ser buena; eso sin duda", concluye.