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Entrevista:

"Aznar quiere un perfil político más suave que el mío"

Enric Company

Alejo Vidal-Quadras (Barcelona, 1945), eurodiputado desde el 13 de junio, ha dejado de ser por renuncia voluntaria el coordinador general de la Fundación para el Análisis de Estudios Sociales (FAES), el laboratorio de ideas del Partido Popular (PP) desde el que se preparan sus propuestas ideológicas y programáticas. Desde ahora se dedicará en exclusiva a su responsabilidad como vicepresidente del Parlamento Europeo.Pregunta. ¿Por qué ha dejado su cargo en la FAES? ¿Era demasiado trabajo, demasiados cargos?

Respuesta. La causa de mi relevo no es un problema de dedicación. Mi responsabilidad en la FAES era el diseño de las actividades y no su ejecución.

P. Entonces ¿qué ha pasado?

R. Cuando en junio [el presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar] decidió que yo formara parte de la candidatura europea del PP con el número cuatro me hizo saber que vería con buenos ojos que dejara de coordinar la FAES.

P. ¿Pero era porque consideraba que no podría dirigir la fundación desde Estrasburgo o por otras razones?

R. De la misma manera que Aznar quiso que yo fuera el animador de la FAES en mayo de 1997, ahora ha querido que dejara de serlo.

P. ¿Y sabe por qué motivo?

R. El responsable de la FAES ha sido siempre un político electo, que ha compaginado esta responsabilidad con otras. Así fue en la etapa de Miguel Ángel Cortés y en la mía, que compaginé con las funciones de senador y diputado autonómico. Y como el nuevo responsable de la fundación es al mismo tiempo un director general en La Moncloa, creo que eso significa que Aznar quiere que pase a ser directamente un órgano de apoyo del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

P. ¿Ha sido, pues, una cuestión de orientación política e ideológica?

R. El responsable de la fundación es el encargado de marcar su programa, su filosofía y de la fijación de sus fundamentos doctrinales y sus objetivos políticos. Creo que ahora Aznar quiere que la FAES participe en la elaboración del programa y la estrategia del partido para las próximas elecciones generales. Y, obviamente, ya no cree que yo sea la persona idónea para ello.

P. ¿Por qué cree usted que ha dejado de ser idóneo?

R. Yo he manifestado un conjunto articulado de ideas, publicadas en varios libros, que son sobradamente conocidas y entiendo que, de cara a las elecciones generales, no se quiere que la doctrina que he defendido siempre forme parte del núcleo sustantivo de la oferta del partido. Decisión que respeto.

P. ¿A qué atribuye esa voluntad?

R. A dos cuestiones. Creo que el presidente debe considerar bastante probable que la legislatura del 2000 siga exigiendo un apoyo externo de CiU al Gobierno. Y entonces, obviamente, mi presencia en el equipo que diseñe la campaña y la propuesta programática y doctrinal para las elecciones generales no es la más apropiada.

P. ¿Y la segunda cuestión?

R. En un nivel más profundo, creo que el presidente se inclina por una oferta más elástica, más difusa, y planteamientos como el mío, más contundentes, más claros, identificables y nítidos, no encajan con los contornos que él desea.

P. ¿Más identificables como neoliberales, quiere decir?

R. No. Bueno, sí. Hay por una parte una vertiente de compromiso decidido con la idea de sociedad abierta y planteamientos liberalizadores, desreguladores. Y después, por otra parte, está la defensa clara de la cohesión nacional en el marco de la Constitución ante los nacionalismos disgregadores. Aznar quiere unos perfiles más suaves que el mío.

P. Después de tres años de colaboración del PP y CiU a escala española y catalana, ¿se ha movido la cohesión nacional española?

R. Depende de cómo se mire, de la sensibilidad de cada cual. Pero han pasado cosas. Es grave que nos hayamos tragado la Ley de Política Lingüística sin recurrir contra ella al Constitucional. La salida de la Guardia Civil de Tráfico ha tenido una fuerte carga simbólica y social. Sí, han ido pasando cosas.

P. ¿No cree que la posición de CiU y de Pujol va a ser más débil a partir de las elecciones autonómicas que se celebrarán dentro de dos meses?

R. En estas elecciones está todo abierto. Por vez primera los resultados son difíciles de prever.

P. ¿Piensa que puede modificar la dependencia mutua entre su partido y CiU?

R. Pueden determinar acontecimientos posteriores, sí. El PP tiene una cierta perplejidad ante esas elecciones. Para la visión general de España que tiene el PP, sería bueno que Pujol las perdiera. Sería positivo dar un buen golpe a los nacionalismos divisores. Ahora bien, por otro lado, si esa derrota de Pujol se produce en beneficio del partido socialista, eso es perjudicial para el PP. Pero yo pienso que sería bueno que perdiera. Por una cuestión de higiene democrática. Para poner fin a los vicios y corruptelas generados por 20 años de poder. Y, además, porque creo que la asfixia de la pluralidad cultural y lingüística siempre sería menor con Maragall que bajo la presión nacionalista de Pujol.

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